Hoy me siento excelente salgo al jardín y miro el rocío en las plantas me hacen apreciar que fue una noche increíble y que las flores hoy lucen hermosas.

Después de unos minutos, comienza mi calvario, debo tomar tratamiento y ya no soy, yo por completo, todo me parece mal, el humor ha dado un vuelco.

El desayuno me parece insípido el café me pica los labios, lo dejo en la mesa porque está "serrero" y la inquietud se apodera de mi cerebro.

Mi esposo y mis hijos me dicen que estoy bonita, pero el espejo me grita tienes un cuerpo obeso.

Es peor cuando miro el álbum viejo y me preguntó qué pasó con mi cuerpo.

Pero la mesita de mi cuarto me da la respuesta llena de pastillas, jarabes y recetas que buscan la cura contra el asesino invisible que desde hace tiempo habita en mi cuerpo.