Era una noche sombría; en el cielo no se divisaba estrellas, y la luna estaba sola, tratando brillar para apartar la oscuridad que la cubría. Pero se sentía cansada y ya casi se daba por vencida.

¡Cuando de repente! en el firmamento apareció un pequeño lucero, pero este era diferente, su color era azul y se podía mover ágilmente.

Y la luna le preguntó, como había llegado allí y ¿Que había pasado con sus compañeros? Que no estaban iluminando el cielo.

Pero el lucero no respondía, solo se movía a su alrededor mientras dejaba como un rocío húmedo alrededor.

_{Fotografía tomada con mi teléfono BISON LUMINIGI, durante un eclipse lunar en Carúpano Estado Sucre - Venezuela}

Se detuvo por un instante y le dijo:

Hola amiga luna, que todas las noches nos cobija en un manto refulgente y nos da fuerza para encender nuestras linternas, hoy decidimos viajar a tu lado para acompañarte.

Así las luciérnagas subieron al cielo, encendieron sus bombillas y luna quedó en medio de un hermoso arcoiris nocturno, se sintió alegre y brillo con todas sus fuerzas mientras sonreía al lucero azul que a su lado permanecia.