Era el año 2500 después que el universo había pasado por una gran ola de destrucción que llevo a la desolación de muchos planetas entre los que se encontraba la tierra.

Habían algunos seres que estaban preparados para afrontar este episodio que marcaria el desarrollo de la vida en sus planetas y fueron restableciendo las condiciones y adaptándose a los cambios.

Lamentablemente, para la raza humana esto fue terrible porque ellos tenían una particularidad en su interior, la maldad corría por sus venas y las sustancias que ahora formaban parte del aire activaba esa maldad y en vez de tratar de recuperarse y ayudarse sólo querían destruirse.

Esta situación era visualizada cada atardecer por los habitantes de venus el "lucero del alba" el planeta caracterizado por el amor y la belleza lo cual hacia más rápida su recuperación.

Estos seres decidieron hacer algo por su planeta hermano y enviaron una gran roca que calló en medio del océano pacífico y que se aclara en sus profundidades, pero esta roca no iba sola estaba cargada de los grandes sentimientos, amor, paciencia, confianza, esperanza, unión, empatía que los humanos habían perdido antes de la destrucción que los embargaba.

Esta montaña sagrada se había conectado con los elementos que aún vivían en ese planeta casi exterminado por la maldad y comenzó a resurgir una chispa que significaba alegría, mientras los sobrevivientes fueron embargados por esa luz comenzó a resurgir la esperanza y con ella la fe que movió los corazones de los seres terrestres.

Fue entonces cuando la montaña sagrada comenzó a echar raíces y se extendió en las profundidades y en cada rincón del mundo para buscar lo bueno y poder salvar el planeta.