Una imagen una historia

Hola, te voy a contar una historia. Mi historia, mi nombre es Ricardo y te hablare sobre cómo transformé una tragedia que me llevó a descubrir el potencial que no sabía había en mí. Todo pasó un día, cuando un accidente de auto cambió mi vida para siempre. En él que perdí mis piernas. En ese momento sentí que mi vida no tenía valor, confieso. Deseé la muerte. Los primeros días después de la cirugía fueron los más difíciles. Por un tiempo caí en depresión, seguía preguntándome cómo podía continuar mi vida así. Con ayuda de mi familia y amigos, quienes estuvieron en todo momento a mi lado, logré vislumbrar un poco de luz al final del túnel.

Luego inicié el proceso de rehabilitación. Esta fue otra prueba que el destino puso en mi camino. Fue un proceso realmente difícil y doloroso. Tuve que aprender a caminar de nuevo. Gracias a mis seres queridos logré obtener unas prótesis para así poder tener un poco de normalidad en mi vida. Aprender a usarlas fue otro desafío. Debía dedicar horas al día para poder practicar mi andar usando las prótesis. Me sentía más agotado. Sentía esperanza, no todo estaba perdido. Fue en una de mis sesiones donde lo conocí, a la persona que me ayudaría a darle un cambio a mi vida que me llevaría al lugar que el destino tenía preparado para mí. Era un entrenador de atletismo paralímpico, quien me animó a probar con el deporte. Dudé mucho sobre lo que me decía. Estaba aprendiendo a caminar de nuevo, no me veía corriendo, y mucho menos a nivel deportivo. Suponía un desafío que no estaba seguro de aceptar. Sin embargo, había algo en él que me decía que aceptara. Llámalo intuición.

Un tiempo después, luego de hablar y aceptar, comenzó mi entrenamiento. Tenía unas prótesis nuevas y muy diferentes a las de uso diario. Estas eran muy necesarias para poder practicar este deporte. El entrenamiento fue difícil, aunque en un principio dudé y pensé en rendirme, poco a poco descubrí un sentimiento que no tenía antes. Me hacía sentir vivo, así que a pesar de las caídas y los días difíciles, no me rendí. Después de varios años de practicar este deporte a nivel local y nacional, demostrándome a mí mismo que los límites son imaginarios. Gracias a mi trabajo y dedicación, logré clasificar a las olimpiadas paralímpicas 2016 celebradas en Río. Nunca, nunca creí lograr algo así.

Llegó el día de la competencia, te confieso que estaba súper, súper nervioso. El lugar estaba lleno a reventar con personas de todas partes del mundo. La energía que se sentía era una locura. Motivado por el ambiente tomé mi lugar en la pista y cuando comenzó la carrera, avancé y corrí con todas mis fuerzas. Cada paso que daba mientras recorría la pista era un recordatorio para mí, transportándome a esos días de tanto dolor físico, de dudas mentales sobre avanzar. Por un momento pensé en rendirme, fácilmente. Pero hoy, no corría solo por una medalla, corría para demostrarle a todos aquellos que alguna vez dudaron de ellos, que sí se puede, los límites son mentales. Y sin darme cuenta, estaba cruzando de primero. Ese fue un momento que jamás olvidaré, no porque haya ganado una carrera, no porque gané una medalla de oro en unas olimpiadas, no. Se trata de la batalla más difícil e importante de mi vida, y a pesar de todos los obstáculos y los desafíos que se me presentaron, aquí estoy. Siendo el vencedor.

Te cuento mi historia para recordarte que la verdadera fuerza no está solo en el cuerpo, sino en la mente y espíritu. Debes tener la voluntad de superar todo aquello que se presente en tu camino y seguir adelante sin importar cuán fea se vea la situación. Hoy me tomo el momento de mirar atrás, a ese momento tan horrible cuando pensé que mi vida se había acabado. Qué irónico, un terrible accidente me empujó, me obligó a conocer mis límites y potencial.