Hemos crecido con la costumbre de darle un tiempo a cada etapa de nuestra vida y con ello, le hemos puesto, mentalmente, una edad, que según esa costumbre es la apropiada para el desarrollo de cada una de ellas. Es decir, hacer la primaria, hasta los doce años, Culminar la secundaria 17 años, hacer una carrera universitaria hasta los 23 y así sucesivamente. Le vamos poniendo un número límite que definirá, dentro de ese criterio, si lo estamos haciendo todo "a buen tiempo" o "si es muy tarde" para llevar a cabo cualquier actividad. Pero es que muchas veces, uno propone y Dios, es el que definitivamente dispone!

Mi pasión es enseñar. Soy docente de profesión y vocación. Sin embargo, actualmente no estoy ejerciendo mi profesión a nivel formal, es decir, en una escuela porque me retiré para atender la educación de mis hijos quienes tienen autismo pero aún así siento, que más que limitada , mi pasión está redireccionada y ha tomado una nueva dimensión. :)

Mi compañera de aventuras siempre ha sido y será Mi Familia. Juntos hemos vivido muchas experiencias especiales, hemos pasado por momentos hermosos y de dificultad y sé que aún nos falta mucho camino por recorrer.

La edad jamás va ser una limitante, de hecho, hoy día no creo que se pueda hablar de una limitante de ningún tipo, además de la que se pueda imponer uno mismo. La fuerza de voluntad y el poder de la perseverancia muchas veces hacen milagros.

Cuando estudiaba en la UPEL, (Venezuela), tenía un compañero de estudio de 67 años y con parálisis parcial. Caminaba casi arrastrando un pie y tenía un brazo sin movimiento. Este gran ser humano, a quien cariñosamente llamábamos "El abuelo" era quien llegaba primero al instituto y casi siempre le tocaba irse de último, porque debía esperar a su hijo quien lo iba a buscar. Comenzamos juntos y yo me vi en la necesidad de pausar mi carrera en el último semestre por mi embarazo y él se graduó. Estando yo aún de reposo, me llegó la noticia de que había tenido un paro cardíaco y que había fallecido. Tiempo después al retomar mis estudios, pude escuchar su discurso, lo habían grabado y había quedado para la posteridad. En mi mente quedaron estas palabras "... me dijeron que no podía estudiar porque ya era demasiado viejo pero lo hice, me dijeron que mi incapacidad no me iba dejar lograr mi meta, pero lo logré", y es que los límites solo existen en nuestra mente.

He tenido que recurrir a ambas en determinadas ocasiones. Siento que para pedir perdón y esperar que te perdonen, debes saber hacerlo tu y debes empezar contigo mismo. Sabiendo que, como ser humano, todos tienen derecho a equivocarse y a pedir perdón si en su actuar ha resultado alguien ofendido.

Siempre habrá voces que te digan "Tu no puedes", ya estás viejo, tu tiempo pasó y también habrá ocasiones en las que tu mismo te boicotees, mentalmente. Busca en tu interior y visualízate con tu meta alcanzada, busca sentir el bienestar que este hecho provoca en ti. Proyéctate feliz, pleno y utiliza las palabras negativas o de desmotivación como peldaños para llegar a donde quieres y debes. De esta manera podrás decir como El abuelo en su discurso, "Lo logré".