Weekly Contest "Creating Stories Week #21". / Concurso Semanal "Creando Historias Semana #21". || "¿ME DONARIAS TU RIÑON?"

Esta es la historia de Marcos, un pequeño niño huérfano de 10 años que le diagnosticaron un tumor en el riñón derecho desde que tenía 9 años. Su estado de salud empeoro y tuvieron que quitarle el riñón afectado. Unos meses después, fue a consulta con su pediatra oncólogo y descubrieron que el riñón izquierdo tiene un tumor pequeño. Desde entonces su tratamiento siguió, pero con la muerte de ambos padres por un trágico accidente hace 2 años; tuvo que vivir en un hogar adoptivo donde hicieron todo lo posible por costear su tratamiento desde que empezó y la operación, pero esta vez se estaban quedando sin fondos.

Era verano cuando conocí a Marcos, yo estaba pasando un día muy estresante y quise despejar la mente caminando por el parque central de la ciudad. Cuando me senté en una de las bancas me coloqué ambas manos en la cabeza, como para tratar de calmar mis pensamientos y la incliné ligeramente hacia adelante. Un niño muy alegre se me acercó a mí y me tocó la cabeza con sus suaves y pequeñas manos.

“¿Se encuentra bien señorita?”- pregunta, aún con su mano en mi cabeza. Me acomodo para sentarme normal y lo miro a los ojos, sus ojos marrones me recordaron a los de mi padre; el cual falleció hace un mes y me dejó a cargo a mi abuela quien tiene Alzheimer avanzado. Todos los días trato de luchar trabajando para costear los medicamentos de mí querida abuela pero cada vez es más difícil y doloroso.

“Estoy bien pequeño. No te preocupes. ¿Estás solo? Deberías estar con tus padres. Nunca sabes que puede pasar estando solo”- contestó, el niño quita su mano de mí y sonríe.

“Yo nunca ando solo señorita. Aunque mis padres murieron hace tiempo yo sé que ellos siempre me acompañan”- la respuesta del niño me erizó la piel y sentí un poco de culpa por preguntar por ellos. Sin embargo el niño aun así parecía estar feliz.

“Lamento lo de tus padres pequeño.”-añado.

“Mi nombre es Marcos, mucho gusto en conocerte. ¿Si te abrazo te sentirás mejor? Mi madre solía hacerlo conmigo cuando me sentía mal y me hacía sentir mucho mejor”- comenta, aún con su cara sonriente.

“Hola Marcos, mi nombre es Jessica. Está bien, si puedes darme un abrazo para hacerme sentir mejor”-respondo, cuando acepto él de una vez se acerca a mí y me abraza fuertemente, lo siento tal frágil y suave. Tuvo razón, su cariño me hizo sentir mejor de lo que esperaba.

Desde el principio Marcos hizo mis días cálidos y los llenó de alegría. Pasar tiempo con él era lo que más quería al empezar el día. Lo veía como un pequeño hermanito que necesitaba cuidados extras.

Cuando supe de su enfermedad no pude evitar ayudarlo con su tratamiento, pedí un aumento en mi trabajo, hacia horas extras, hasta que por fin mi jefe me ascendió y me pagaba el triple de lo de antes. Todo esfuerzo valió la pena cuando pude adoptar a Marcos con ayuda de un amigo abogado. Lo consentí en todo, le compraba su tratamiento y el de mi abuela. Lo llevaba a parques de diversiones ya que sus padres nunca tuvieron la oportunidad, pude darle una buena alimentación, comprarle juguetes, a Marcos le gustaba hablar con mi abuela así ella no se acordara de él al rato.

Todo estaba bien, la salud de Marcos estaba mejorando, mi abuela parecía estar bien y mi trabajo iba de maravilla. Para mi mala suerte, un día se desplomó todo sin previo aviso. Mi abuela tuvo un infarto, paramédicos invadieron mi casa y la llevaron en su ambulancia. Todo parecía ir en cámara lenta, estaba en shock. Marcos sostuvo fuertemente mi mano mientras íbamos camino al hospital. Los doctores la ayudaron a bajar de la ambulancia, todos corrían, todos gritaban, todos hacían algo por salvarla, menos yo; quedándome inmóvil en la entrada del hospital. Marcos me sacó del trance en el que estaba y me abrazó.

“¿Estas mejor?”- pregunto en medio del abrazo.

“Estoy mejor pequeño”- mentí, me sentía devastada. No sabía si mi abuela estaría bien y eso me dolía. Media hora después, salió un doctor preguntando por la familiar de mi abuela y enseguida me levante. Dejé a Marcos sentado jugando con sus carros y me dirigí hacia el doctor.

“Lamento ser portador de malas noticias señorita Burton”- mis piernas me temblaron.-“hicimos lo que estuvo en nuestras manos pero lamentablemente no pudo sobrevivir”- no lo podía creer, mi abuela, la que me crio como si fuera su hija, había fallecido ese día.

Recuerdo que cuando Marcos se enteró, lloro; pero en medio de sus lágrimas quiso hacerme sentir mejor dándome una gran sonrisa. “Estaremos bien Jess, abuelita está con mis padres y los tuyos. En un lugar mejor que el nuestro” sus palabras fueron tan dulces que me calmaron por el momento.

Unos meses después, la fábrica donde trabajaba quebró. Mi jefe despidió a todos y nos pidió disculpas. Me encontraba sin trabajo, se me hacía muy difícil conseguir otro trabajo, el dinero no era suficiente para pagar los exámenes y tratamientos para Marcos. Tuve que vender mi auto, ya que nos habíamos quedado hasta sin comida. La casa necesitaba reparaciones. Yo no tenía ánimos ni para levantarme pero lo hacía solo para darle comida a Marcos. Pronto el dinero del auto se terminó y no pude continuar con el tratamiento de Marcos. La depresión me tumbó en cama y no me dejaba pensar positivamente.

Marcos hizo amigos en el vecindario, se la pasaban juntos. Todos en el vecindario lo amaban; adultos y jóvenes. Él sabía que si no continuaba su tratamiento su situación de salud podría empeorar como hace años atrás. Organizó junto con sus amigos una campaña para que las personas le pudieran donar un riñón a los niños con cáncer o con problemas, incluyéndose a él. Su campaña se llamaba (¿ME DONARIAS TU RIÑON?). Tan inocentemente ellos se colocaron en las calles a pedir por la salud de Marcos, los vecinos colaboraron y realizaron carteles para colocarlos en todas partes. La campaña llego a oídos del alcalde de la ciudad y él personalmente fue a hablar con los vecinos sobre la situación de Marcos.

Mi pequeño me informó de su campaña y me dijo que todo estaba saliendo bien y que ya no tenía por qué seguir triste porque él había resuelto nuestros problemas. Me hablaron del interés del alcalde por apoyar a Marcos y que vendría a casa en la mañana del siguiente día para discutir sus ideas.

Al día siguiente el alcalde apareció en la puerta de mi casa junto con sus guardaespaldas. Me contó que había escuchado de la historia de Marcos y se conmovió al saber que un pequeño niño había logrado hacer una gran campaña con ayuda de sus amigos. Decidió ofrecerme empleo en sus oficinas, sería la secretaria nueva. Nos dio dinero suficiente para un año de tratamiento y encontró un donador sano para Marcos. Sentí alegría después de mucho tiempo, me sentí viva de nuevo y muy orgullosa de mi pequeño.

Lamentablemente, Marcos no llegó a operarse de nuevo, se descompensó ya que tuvo mucho tiempo sin tratamiento y su salud empeoró y yo no me di cuenta; falleció unos días antes de entrar al quirófano.

Unos meses después de la muerte de Marcos, salí a pasear por la orilla de la playa en un atardecer hermoso. A Marcos le gustaban las playas y los atardeceres. Sentí como si aún estuviera conmigo. La campaña aún seguía de pie ya que no solo era para Marcos sino para todos los niños que necesitaran de un riñón, aunque no solo se quedó en eso, la campaña se extendió por todo el mundo y ayudaba a miles de niños.

A veces pienso que Marcos estaría feliz de saber la noticia de que su campaña inocente se había convertido en luz para varios niños por el mundo.

Marcos, un niño con problemas de salud, cáncer; sin padres, aun así pudo sostener una sonrisa todos los días y nunca se rindió. Siguió luchando por su vida y por ayudar a los demás. Tengo tanto que admirar de él y aún sigue siendo un gran ejemplo para seguir.

“Ya nunca más me siento sola, sé que él me acompaña a donde yo vaya”

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¡Gracias por la lectura! Esta es mi participación en el concurso Creando Historias en su semana #21 creado por @adeljose