"Una imagen una historia"
Imagen diseñada en PowerPoint/ F/ F/ F
La misma fotografía
Allí estaba la foto, ahora sí no había dudas de que era la misma que le había mostrado hace unos momentos Jackelín, la hermosa mujer que había conocido la semana pasada. Ella notó la extrañeza que se dibujó en su rostro y le preguntó sonreída qué pasaba, pero él no quiso decirle nada hasta que no buscara esa imagen entre todas las que tenía guardadas en el pequeño cofre que heredó de su madre.
Recordaba, con la exactitud de su privilegiada memoria, que se había encontrado esa fotografía un miércoles de ceniza cuando regresaba del colegio. Iba caminando hacia su casa, como siempre, leyendo cada uno de los carteles que identificaban los comercios de la calle Independencia, mientras que su vaporosa imaginación lo llevaba a cualquier lugar mágico donde se le cumplieran sus disparatados anhelos infantiles. De repente, cuando miró hacia abajo, al lado de unas hojas de periódico estaba la imagen que, en seguida, le llamó la atención.
Lo primero que le impresionó fue la actitud de la niña que se encontraba en el retrato: la cabeza levantada, el rictus arqueado de su boca y sus ojos casi cerrados indicaban que estaba sufriendo. Era evidente, de acuerdo con su atento examen, que había tratado de simular el dolor que llevaba por dentro en el momento de posar para la cámara, pero esos signos de angustia que se percibían en el trasfondo de su semblante la delataban; además, era muy probable que el fotógrafo le hubiese ordenado levantar mucho la cabeza para disfrazar su abatimiento, sin embargo, no logró ocultarlo.
Lerolay de cerca/ F
Esa noche soñó que la niña de la fotografía se encontraba en medio de un paraje desértico y le tendía sus dos manos, pidiendo auxilio porque el torbellino de una terrible ventolera se la llevaba. Se despertó asustado, bañado en sudor y con la extraña certeza en la mente de que el nombre de la pequeña era Lerolay, una palabra que no pertenecía a este mundo. Después de eso, Lerolay se convirtió en una asidua visitante de sus sueños, no había un día en que no se le apareciera en alguna situación de peligro, con el desespero reflejado en su rostro y extendiendo sus manos para que él la ayudara.
Siempre que estaba en la calle, buscaba su cara en todas las niñas que veía a su alrededor, pero nunca la encontró; nadie más poseía aquella temerosa palidez enmarcada por la tediosa lisura de un cabello demasiado obediente. Se resignó entonces a encontrársela solamente en esos azarosos episodios oníricos de sus sobresaltadas noches y así sucedió hasta que llegaron sus años de adolescencia y la imagen de Lerolay fue desapareciendo paulatinamente de sus inquietudes.
Hoy, veintidós años más tarde, Jackelín, la despampanante mujer que conoció hace unos días, le muestra una fotografía idéntica, mientras le dice con una divertida sonrisa que esa es ella, muy enojada con su mamá, debido a que la vistió con un traje apergaminado, que no le agradaba porque le resultaba demasiado incómodo, para tomarle una foto en el local del turco Samir, que quedaba ahí en la calle Independencia.
Invito a los amigos:
@quiaratiby y
@yenny47
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TEAM 4
Congratulations! This post has been voted through steemcurator07. We support quality posts and comments!Hola querido amigo, muchas gracias por participar en el concurso, me alegra tenerte por aquí, una historia muy interesante jejeje, y además podemos ver que a veces podemos suponer algo, pero realmente la historia puede ser otra totalmente diferente. Me encanta como narras todo, y el detalle al momento de contar cada escena.
Sin duda lo puedo imaginar muy bien en mi mente. Que tengas una excelente noche, saludos!!😁