“Perdón”, está palabra para muchos suena difícil y para ser sinceros está acción no es tan fácil de ejecutar como parece, porque la naturaleza del hombre en sí es orgullosa y además es algo que no consta de un sentir, sino más bien de determinación; perdonar es una decisión que todos debemos cumplir porque sí no llegamos al perdón terminaremos teniendo una vida llena de amargura y dolor. El resentimiento se enfrasca en el corazón como un veneno cuando no actuamos hacia el perdón y esto nos destruye por dentro, se los dice alguien que tuvo que aprender a perdonar.

Y está claro que quienes nos hacen daño son las personas que amamos, ya sea a causa de una traición, decepción, ataque e incluso por ignorancia... No llegaremos a escapar de la ofensa pero si podemos cuidar el único corazón que poseemos al no guardar las heridas ni rencor en nuestro ser, procuremos que lo que emane de nuestro corazón sea amor; dice la palabra de Dios que quien no perdona, no conoce el amor (Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama | Lucas 7:47 ).

¡Al conocer a Dios! lo primero que tuve que llevar a cabo fue el perdón, mi corazón estaba cansado de tantas cosas guardadas, parecía una maleta vieja; todo esto obstáculizaba mi libertad y la felicidad que podría alcanzar. Así que tome la decisión de perdonar a mi familia, luego a mis amigos y por último pero aún más valioso “Perdonarme a mí mismo”. Entre todas las personas que tenemos que perdonar, el paso más valiente es perdonarnos a nosotros mismos, ya que la culpa y la indignación pueden jugar un papel fatal en nuestras vidas.

Ahora soy feliz, y pongo en práctica el perdón todos los días de mi vida, porque Jesús dijo: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”. En mis oraciones le pido perdón a Dios por errar, si bien sabemos somos seres llenos de imperfecciones, a su vez llegamos a ser como la nada, pero Dios de esa nada que somos puede hacer cosas maravillosas, yo soy testimonio de eso como una ruina gloriosa, y cada día es vivificado esto que expresó.

Te aseguro que sí empiezas a perdonar desde ahora, tendrás un cambio y podrás ser feliz. Perdonar a otros es amar, perdonarnos a nosotros mismos es valorar nuestras vidas y quienes somos. Más allá de las palabras, esto debe ser afrontado en tu corazón para así obtener la bendición de quién nos creó. La fortaleza de una relación está basada en el perdón, la armonía de un hogar está basada en el perdón, la paz está basada en el perdón y la vida está basada en el amor, y el amor es Dios.

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_{Soy feliz porque me liberé de las cadenas a través del perdón. Fotografía de mi última sesión fotográfica titulada: "RE-ENCUENTRO".}

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(Juan 3:16) Dios ha dado a su único hijo para que nosotros fuéramos perdonados, esto es un regalo que recibimos no por un hecho resaltante o una acción relacionada sino por la gracia que nos fue derramada en una cruz, dónde la victoria nos fue otorgada por Jesús. Solo tienes que aceptarlo en tu corazón, negarte a tí mismo y seguirlo con firmeza.

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Está es mi participación en el concurso de Palabras Inspiradoras promovido por @franyeligonzalez. Espero este escrito te haya puesto a pensar un rato. Invito a participar a @luceero y @shoday.

Vamos por más...

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Los invito a participar y brillar en el Plan de “Actividades Semanales hacia las estrellas”:

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