Reciban mis saludos, amigos de esta plataforma, esta es mi participación en el concurso de @franyeligonzalez Palabras Inspiradoras, en esta oportunidad con el tema Etapas de la vida.

Sí, la vida está llena de etapas, en mi caso no las clasifico por edad o tiempo, así como cuando se dice en mi época era así o «asao», yo sigo en mi época, las he vivido con todo lo que traigan, es lo que cuenta.

He llamado a mis etapas de la siguiente manera: Sumisión, anarquía, aprendizaje, y aceptación.

Sumisión

La etapa de Sumisión es la de la infancia hasta los diecinueve años. Una etapa donde hago las cosas por inercia o por insistencia de los mayores. Repito rituales, asumo compromisos, voy a sitios, estudio, me visto y hasta camino tal como me lo tienen previsto. No tengo iniciativa ni voluntad propia.

_{A mis siete años, (la más barata) al lado de mi hermana.}

Anarquía

Luego viene la etapa de la anarquía, por supuesto que no como doctrina política o filosófica, sino por su significado de desorden, caos, y mi tendencia a buscar el porqué de las cosas sin soportar imposiciones.

Es un período interesante de observación y búsqueda en el que puedo reconocer la presencia o ausencia de la felicidad. Cuestiono en demasía, impongo mis métodos y puntos de vista.

Busco la autonomía personal, estudio, trabajo, investigo; me siento protagonista de mi vida.

_{A mis 19 años, al lado de una ahijada.}

Aprendizaje

Esta etapa la asumo a partir de los cincuenta años, ya jubilada, cuando inicio mis estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Artes Plásticas en San Fernando de Apure. Es un período más personal, aprendo a cerrar ciclos, a terminar los proyectos que empiezo y a iniciar otros, conozco el valor de la paciencia en mi vida.

Me dedico a mí, me inicio en mi rol de abuela y lo disfruto plenamente, es un período de crecimiento espiritual y personal donde puedo ver qué es lo que anhelo realmente en mi vida.

_{Al lado de una de mis obras.}

Aceptación y agradecimiento.

Esta es la etapa donde estoy ahora, conozco la paz, la tranquilidad de cuerpo y espíritu, es el momento de sosiego y agradecimiento pleno.

Me acepto con mis defectos, sin culpas ni juicios. Me dejo ayudar y ayudo a quien lo necesite y esté dispuesto a aceptarlo. No llevo apuro ni demando nada de los otros.

Hace unos años entraba algún lugar y alguna persona me decía: «adelante, abuela» y me incomodaba, no le decía nada, pero no me gustaba; mi nieto mayor recién cumplió los catorce años y yo veía a estas personas como de la edad de mis hijos: hoy en día lo acepto, sé que tengo la edad para serlo.

No tengo una etapa preferida, ni me gustaría volver atrás. He vivido, he visto, tengo una experiencia leída y vivida, todas mis edades las viví sin quitármelas, quizá me vuelva una viejita quisquillosa, quizá ya lo sea, pero de lo que sí estoy segura es de que soy feliz.

_{En la actualidad}