Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #17" | El Testamento Misterioso | Venezuela

in WORLD OF XPILAR3 years ago (edited)

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Un Misterioso Testamento encontrado por un niño en una gaveta de su casa despierta su curiosidad. Un relato de intriga y suspenso con un final inesperado.

Hace muchos años, una mañana de esas cualquiera cuando era apenas un niño, mientras jugaba revisando las gavetas de la biblioteca de mi casa me tropecé con una carpeta misteriosa, tapada debajo de otras carentes de importancia, que decía en letras escritas a mano: "Mi Testamento. No Tocar".

Mi curiosidad se despertó al instante y cuando la iba a tomar para echarle un ojo, llegó mi madre y me dió un regaño y un sermón, de que eso estaba ahí pero no era para que yo lo leyera, y por ende no pude hacerlo.

De inmediato mi imaginación se activó; ¿Qué diría esa carta? ¿Un Testamento? Tenía ideas vagas de lo que era pero nada concreto. A tan temprana edad para mí un testamento era algo que se leía a los familiares de alguien que fallecía para repartir según los deseos de este sus pertenencias en vida.

Y yo me decía ¿El testamento de quién? ¿De mi papá? ¿Pero qué podrá dejarnos papá en un testamento, y sobre todo, qué me irá a dejar a mi?

Claro que quería saber lo que decía, pero a pesar de ser un niño muy curioso también era respetuoso, por lo que para mí echarle un ojo a esa carta se convirtió en un tabú.

Fueron pasando los años y yo crecí, salí de la escuela, entré a la universidad, me enamoré, me gradué, tuve muchos amigos, encontré un buen trabajo, me casé, tuve hijos... Tenía una vida plena que me hacía sentir satisfecho y muchos proyectos que se ajustaban a mi plan de vida, por lo que estaba tranquilo. Pero en todos esos años tenía siempre en mente a esa carta, el testamento de mi papá que un día me tropecé y que no sabía qué decía.

Una mañana de Marzo me llaman por teléfono y al contestar, era mi madre que estaba llorando: "Hijo, ven a casa, tengo malas noticias..."

No tuvo que continuar, ya sabía de qué se trataba. Uno en la medida que envejece lleva dentro una especie de sexto sentido que te dice las cosas sin palabras, te da la sensación de que algo está pasando o está por pasar.

Días después del funeral de mi Papá, estábamos reunidos en la mesa del comedor mi mamá, mi hermana y unos tíos, conversando y recordando a quien en vida fue nuestro fiel y amado protector.

En eso mi mamá se levanta, camina hacia un escritorio, abre una gaveta y saca una carta. Regresa a la mesa y la pone encima, frente a mi hermana y a mi. Era aquella carta que ví unos 40 años atrás, inalterada, con la misma letra escrita a mano del puño de nuestro papá.

"Mi Testamento".

Yo no sabía si la quería abrir, mi hermana tampoco, pero mis tíos me animaron a tomarla y leerla.

Tembloroso y con mil dudas en la cabeza no sabía si hacerlo o no, pero de repente aquel niño alegre, curioso y juguetón se apoderó de mi. Tuve la misma sensación de aquel primer día que la vi, aunque ya no era tanto que quería saber qué es lo que decía, ésta vez NECESITABA saberlo.

La tomé con mis manos temblorosas ante la mirada llena de lágrimas de mi hermana y de mi madre. Mis tíos se sonreían, pero era una sonrisa cómplice, una de esas sonrisas de alguien que sabe pero se hace el que no.

Y en ese instante me hice mil preguntas, fue como si el mundo avanzara en cámara lenta alrededor de mi ¿Qué podría decir aquella carta? Papá no era hombre de dinero y propiedades, así que no me imaginaba qué podría contener.

Y ahí miré a mi mamá, que de pronto se convirtió en aquella mujer jovial que 40 años antes me regañó para que no tocara ese testamento, y miré a mi hermana y ante mi era ahora la niña de 8 años vestida con un traje de flores y dinosaurios. Pero yo seguía siendo yo, y con una extraña sensación abri el sobre y me dispuse a leer su contenido.

Era una sola hoja, escrita a mano del puño y letra de mi papá. Tenía marcas de humedad que muchas décadas atrás habrían sido sus lágrimas que seguramente derramó mientras escribía.

Y procedí a leerla en voz alta, pausado para tratar de mantener la calma:

"Hijos míos, esta carta cuando la lean seguro ya no estaré con ustedes. Créanme que se lo duro que debe ser leerla de la misma forma que lo es para mí escribirla. No existe tesoro más sagrado y más grande que ustedes, quienes al igual que su madre son mi bien más preciado.

Yo no tengo riquezas, ni dinero ni propiedades que dejarles más allá de la casa donde crecieron, su Hogar. Pero desde mucho antes que ustedes nacieran, desde antes que conociera a su madre y nos enamoramos y los tuviéramos ya yo había planeado qué sería de mis hijos. Procuré desde el mismo momento que nacieron darles todo el amor y la seguridad que pudiéramos proveerles. Les quisimos enseñar a ser un hombre y una mujer de bien y a través del ejemplo, a ser responsables para si mismos y para quiénes les rodean.

Les inculcamos desde el fondo de nuestro corazón los valores de la honestidad, el respeto, la solidaridad con el necesitado, la caridad con el desesperado, el amor al prójimo, la lealtad a sus seres queridos, a valorar la amistad que los demás nos brindan, la confianza que depositan en nosotros.

Les enseñamos a valorar el trabajo, a tener hambre insaciable de conocimientos, a ser curiosos, a nunca quedarse con una duda, a tener criterio propio, a formar sus propias ideas bajo el límite de la decencia y la integridad ética, que la Moral es un lujo que no se puede desdeñar.

Quisimos hacer de ustedes dos personas de bien, que piensen que por encima de nosotros está Dios y si algún día deciden no creer en él eso no quiere decir que Él haya dejado de creer en ustedes. Que mantuvieran en mente que ayudarse a sí mismos significa ayudar al prójimo.

A estas alturas que leen estas líneas y que me han salido unas cuantas lágrimas estoy seguro que ya tienen su propia familia e hijos. Pues, vean a esos hijos con los mismos ojos con los que yo los veo a ustedes, con la esperanza de que mi trabajo lo hice correctamente, de que traje al mundo a un hombre y a una mujer de bien y que harán todo lo posible por cuidar de su familia porque llevan con ustedes el ejemplo de su padre y su madre, y esa es la única y mejor herencia que les podemos dejar. Que Dios los bendiga. Yo no me fui de este mundo sin haber dejado algo bueno y útil detrás".

Y así terminó el testamento de mi Padre.

No sabía qué decir, no sabía qué pensar. Miré a mi mamá quien ya estaba calmada, solo con los ojos humedecidos, y mi hermana rompió en llanto.

Yo no me quedé atrás y también eché a llorar. Cuántas sabias palabras en una sola hoja de papel, cuánto sentimiento cargado en unas letras.

Cuando me calmé nos abrazamos y yo, al mirar alrededor, pude darme cuenta que no hay tesoro más grande en la vida que una familia unida en especial en los momentos más duros.

Y de eso se trataba el Testamento de mi padre, recordarnos que nuestro tránsito en este mundo es pasajero y que al final de ese camino solo nos llevamos lo que disfrutamos y vivimos, y la inmortalidad la alcanzamos transmitiendo nuestros valores y principios a nuestra descendencia. Que el Amor al final es lo único que cuenta.

Fin.

La anterior fue una obra ficticia y creada para uso exclusivo en SteemIt. Cualquier parecido con hechos reales es mera coincidencia.

El material fotográfico provisto fue tomado por mi persona y es para uso exclusivo en SteemIt.

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 3 years ago 

Saludos amigo @bostonblake

Inquietante historia la de aquel testamento encontrado por el pequeño hijo travieso y que tuvo que esperarse 40 años después cuando muere su padre para poder conocer lo que había allí escrito, revelando lo más importante que les dejó , el amor hacia toda la familia.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #32

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