Mis manos temblorosas chocaban con la manilla de una puerta ¿pero como era posible? Si no había logrado levantarme. Todo estaba oscuro y el frío me vencía.

Pero de repente hubo un ruido cerca y había llanto; las voces eran conocidas. Comencé a gritar , pero el llanto era más fuerte que mis gritos.

La cama comenzó a moverse, y la luz entro muy suavemente, abrí mis ojos pero estaba ciego solo sentía ese pequeño rayo iluminando pero a lo lejos.

Y me preguntaba ¿Donde estoy? Escucho pasos, cada vez más cerca, y el llanto que me atormenta. ¿Pero quienes son estas personas? ¿Porqué están así?

No sé qué está sucediendo. Trato de gritar y no puedo. ¡No entiendo nada, quiero salir!

Y escucho mi nombre, Andrés porque te fuiste ¿Pero que sucede si estoy aquí ? No he ido a ningún lado.

La luz se hizo más fuerte pero esta vez mi visión regreso y allí estaba mi amada Catalina, ella era quien lloraba, pero ¿Porque? Si yo estaba a su lado.

Pero mi cuerpo comenzó a levantarse y sentí la necesidad de retirarme. Pero las lágrimas de Catalina me detenian, así que quise susurrar a su oído.

Cata, amor mío debo emprender este viaje pero siempre estaré contigo, en cada detalle y cada sonrisa que compartimos día a día pero hoy necesito despedirme, y decirte que mi amor por ti será eterno, ya no llores más. Que tu llanto detiene mi viaje de este lugar al cual ya no pertenezco.

Así, Catalina suspiro, seco sus lágrimas y colocó mis manos ya frías entre las de ella, y me dijo: vete tranquilo amor mío, emprende tu viaje y espérame que algún día me reuniré contigo.