Weekly Contest, "Creating Stories Week #11". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #11".

La palomita agradecida
Lo que voy a contar a continuación, es una historia real, algo lindo que me sucedió, mientras estuve viviendo alquilada, en un 12vo piso de apartamentos, en la ciudad de Cumaná, capital del estado Sucre, Venezuela.

Bien, todo comenzó así, les cuento que el apartamento del cual les hablo, tenía un gran ventanal, con vidrios corredizos que fácilmente se podían abrir, lo cual hacia siempre, para que entrara la brisa, cosa que me encantaba.

Así como también, algunas aves, les gustaba posarse en el borde del ventanal de vez en cuando, aunque siempre era cuestión de segundos, y luego salían volando y se iban, pero yo lo disfrutaba mucho. Nunca se quedaban más de unos cuantos segundos.

Yo acostumbraba a sentarme por las tardes al regresar del trabajo, en un sillón frente a la ventana, para relajarme y desestresarme. Casi siempre era la misma rutina, entraba al apartamento cuando regresaba de trabajar, miraba hacia el ventanal, seguía a dejar mis cosas a mi habitación y a ponerme ropa cómoda para sentarme frente al ventanal.

Estaba acostumbrada a hacer lo mismo siempre, pero un día, sucedió algo que me hizo detenerme por unos segundos…

Había una pequeña paloma, parada en el borde de la ventana, me pareció extraño, porque normalmente nunca se detenían allí por mucho tiempo. Luego pensé, ah! Seguro que cuando regrese a sentarme en mi sillón, ya no estará allí… Y seguí a mi habitación a cambiarme de ropa para estar más cómoda, incluso cuando venía de regreso, me detuve en la cocina para tomar un vaso de jugo, es decir, me tomé más tiempo de lo normal, en regresar.

Para mi sorpresa, aun la pequeña paloma se encontraba posada en el borde de la ventana, cosa que llamó mi atención, porque no era normal que las aves se detuvieran, más de unos pocos segundos allí. Por lo cual, detuve mi paso rápido y traté de moverme lentamente hasta el sillón, para no espantarla.

Pero antes de que lograra llegar al sillón, la palomita levantó el vuelo, pero en vez de retirarse, la misma penetró hacia dentro del apartamento y se posó sobre el borde del sofá de mi sala…

Cuando vi eso, comencé a sospechar que algo le sucedía, así que comencé a levantarme del sillón poco a poco y comencé a tratar de acercarme lentamente…

La palomita, daba pequeños saltitos de un extremo a otro del sofá, como con algo de miedo y me observaba pero no se retiraba. Hasta que con mucho sigilo, me fui acercando, lo más que pude, hasta que ¡zuás! con un movimiento rápido, pero muy suave, logre tomarla entre mis manos con mucho cuidado, para no lastimarla y con amor la acariciaba suavemente y la llevé a mi pecho para calmarla…

Yo sentía las uñitas de sus patitas que me arañaban un poco, hasta que me pareció, que comenzaba a relajarse y pude notar que ya estaba más tranquila…

Así que me permitió examinarla poco a poco, y comencé a revisarle su cuerpecito y no encontraba nada raro, hasta que pude darme cuenta de que en una de sus patitas, no sé de qué manera, se le había enrollado un cabello humano, tan fuertemente apretado, que podría hacerla perder su patita…

Uf, yo sabía, lo fuertes que son los cabellos humanos, y si yo, no le retiraba eso de su patita, le sucedería algo desastroso, a la pequeña ave. Así que inmediatamente, llevando la palomita en mis manos. Corrí a buscar una pequeña tijera de puntas finas, que yo sabía que tenía en algún lugar de mi habitación. Hasta que la encontré…

Procedí rápidamente, pero con mucho cuidado, a cortar el cabello enrollado, hasta que le libere su patita. Creo que tanto la palomita como yo respiramos profundo…Me imagino que sintió tal alivio que comenzó a dar saltitos sobre el borde del sofá, ahora de alegría, aunque yo también me sentía tan alegre como ella!
Así que la vi levantar sus alas y salió volando por el ventanal, la dejé ir…Y le dije mentalmente “se libre”. Me sentí en paz... sentí algo muy hermoso en mi interior…

Creí que no la vería más…, pero cual sería mi sorpresa, que al día siguiente al regresar del trabajo, miré hacia el ventanal y ella estaba allí…
Al verme me miró y volvió a entrar en vuelo hasta dentro el apartamento e hizo un vuelo en círculo, alrededor mío y volvió a posarse en el borde del ventanal, me miró fija y suavemente y se marchó...

Entendí que había venido de nuevo, a despedirse de mí y a mostrarme su agradecimiento por haberla ayudado. Sentí su agradecimiento y su amor…Fue una experiencia muy hermosa.

Bueno, hasta aquí, mi historia, realmente sucedió así, los dibujos los hice yo misma, espero les haya gustado.