Writing competition #124: Erika y los Pingüinos

Hoy les comparto mi participación al concurso del amigo @xpilar donde les presentaré una historia basada en su increíble dibujo digital.

Erika era una mujer muy peculiar, puesto que su personalidad era poco querida por las personas que la rodeaban. Ella se sentía muy superior a los demás, tratando de mala forma a sus compañeros de trabajo. Era una persona cero empática, con la idea de que el mundo fue creado solo para ella.

Un día de trabajo su compañera llega desconsolada, llorando y viendo su teléfono. Resulta que la joven lamentaba lo que vió en las noticias sobre el Planeta Tierra, ya que una de las especies más hermosas de los pingüinos, estaba al borde de la extinción.

Erika escuchaba todo el acontecer, y solo podía pensar en que era una razón tonta para llorar, puesto a que todos los seres del mundo algún día morirían. Se levantó de su asiento y le dijo a la joven: "¿De verdad lloras por eso? No malgastes tus lágrimas y ponte a trabajar". Todos quedaron sorprendidos por su respuesta sin corazón e irracional, pero nadie se atrevió a discutir con la hija querida del jefe de la compañía.

Erika llegó a su casa con un fuerte dolor de cabeza, culpando en su mente a la joven que lloraba por los pingüinos. Se tomó una pastilla y se fue a dormir, siendo en éste punto que comenzó la aventura.

Erika cerró sus ojos, y al abrirlos, se encontró en un lugar oscuro donde sólo surgía luz de la nieve blanca. Vió a su alrededor a unos cuantos pingüinos que caminaban muy lento, como si estuviesen a punto de desfallecer. Ella quedó sorprendida, se miró las manos y su sorpresa fue aún mayor: Ya no tenía manos, sino aletas de pingüino, es decir, Erika ahora era un pingüino.

"¿Ésto es un castigo divino? ¿O un sueño?" pensó Erika mientras veía todo su alrededor. Entonces escuchó una voz muy gruesa, proveniente de las aguas adyacentes, la cual expresó "El fin está llegando para todos, solo podrá ser detenido por el cambio y arrepentimiento". Erika vió a su izquierda y se percató de una gran orca, la cual guiaba a todos los pingüinos desde el agua.

Erika le preguntó a la orca la razón por la que ella estaba en ese oscuro lugar y por la que ya no era humana. El gran animal acuático la miró y le respondió "Tu encontrarás la respuesta, querida hija mía". Ella lo miró con disgusto y siguió caminando, tratando de pellizcarse para despertar de lo que ella pensaba que era un sueño.

Pasaron los días, Erika ahora era un pingüino que caminaba junto a su manada, tratando de sobrevivir en el hielo que a cada segundo era más agua. Ella comenzó a unirse a los demás, conversando y conociendo sobre sus vidas, tragedias, hambrunas... Erika se dió cuenta del sufrimiento de ésta especie, causado por los humanos y su avaricia de querer más cada día, dejando a los indefensos sin un trozo estable de hielo para vivir.

Erika cumplió el mes en el lugar, y en ese día no hizo nada más que llorar de arrepentimiento. Reflexionó y comprendió que toda su vida había actuado mal, pensando solo en ella y dejando de lado la importancia de los demás seres. Ella comenzó a llorar, llorar y llorar, tanto como un río inmenso y caudaloso que se fue tornando en un sólido, convirtiendo sus lágrimas en un milagro para todos: El hielo que todos querían.

Erika logró salvar a la especie de pingüinos gracias a sus lágrimas desde el corazón, construyendo sin darse cuenta, grandes capas de hielo para que éstos pingüinos lograran vivir más. Todos los pingüinos se sorprendieron y asustaron ante tal suceso histórico, la rodearon y brincaron a su alrededor, en forma de agradecimiento.

Erika dejó de llorar, y también quedó sorprendida de lo que había logrado, se sintió en paz y con muchas más ganas de luchar para ayudarlos a todos. Al tener mente de humano, les enseñó a los pingüinos como pescar de manera rápida, protegerse de los depredadores y otros métodos de supervivencia. Ella se convirtió en su salvadora.

Pasaron 6 meses y Erika aún estaba con su nueva familia de pingüinos. Todo iba bien, hasta que nuevamente apareció la gran orca del día de su llegada, la cual la miró y le preguntó "¿Comprendiste?" y ella asentó con su cabeza. El gran animal le expresó que era su hora de regresar, lo cual la sorprendió mucho, pues ya se había encariñado con todos sus amigos pingüinos, pero debía aceptar su destino.

Erika se despidió de todos sus familiares pingüinos, saltó al agua con sus ojos cerrados, y al abrirlos, despertó en su cama. Enseguida tomó su teléfono y buscó las noticias sobre pingüinos, siendo la primicia que la especie que estaba al borde del abismo, logró sobrevivir al deshielo gracias a un pingüino superdotado. Ella sonrió al ver la noticia, lloró de felicidad y comenzó a hacer un cambio en su vida, disculpándose con todos aquellos que había tratado mal y con desprecio.