CONCURSO: "PALABRAS INSPIRADORAS" // TODOS SON BIENVENIDOS!!

Me es muy grato escribir este post ya que mi hijo querido cumple mañana 7 de octubre, 22 años de edad. Desde que nació lo llamo “mi regalo de Dios”, pues así lo siento, un ser precioso que colocaron en mis manos para ser mejor persona a través de la maternidad. Fui lo que llaman una madre “añosa” ya que Víctor Miguel, ese es su nombre, vino a este mundo cuando yo tenía 36 años y es el término para las mamás de cierta edad.

_{Imagen propiedad de @aplausos}

La maternidad siempre es un reto, que exige mucho de ti, de lo que tienes en tu corazón, lo que posees por experiencia y lo que tu mente puede generar y aprender. Esos sustos por una fiebre, inquietud cuando lo dejas en la escolaridad, las noches de tos, cuando comienzan a caminar, la adolescencia, un transcurrir de experiencia milagrosas día a días, ese amor se va metiendo en tu ser como la sangre misma. Todo pasa cuando le ves a los ojos o escuchas su risa, es mágico remedio para cualquier cosa.

_{Imagen propiedad de @aplausos. Mi hijo querido en el discurso de graduación de bachiller.}

Mi hijo de excelente comportamiento, buen estudiante, respetuoso, educado, sensible a todo, al arte, a la tragedia ajena, al dolor de otro, ha llenado mi vida de momentos magistrales, en especial desde hace dos años, cuando una condición inesperada le llego, apareció en su existencia algo llamado temblor esencial y la vida nos cambió en un minuto, la de él mucho mas, la novia fue la primera en abandonarlo, luego los amigos y por allí sigue la cadena.

_{Imagen propiedad de @aplausos}

Se ha convertido en mi maestro, aunque ahora vuelvo a darle la comida en la boca, a cepillarle los dientes, peinarlo, su capacidad de aceptación con amor a lo que le sucede es una lección diaria para mí y su papá, el optimismo que mi hijo tiene me levanta a diario, el no me rindo que dice y que lo ha llevado a culminar ya dentro de muy poco su carrera de ingeniero químico, a buscar emprender, nuevos amigos y una vida según sus palabras “diferente”.

Les dejo un ejercicio poético que le hice hace algún tiempo:

Quisiera llenarte de estrellas… de luz…de fuerzas.
Quisiera colocarte un escudo de sol que proteja tus días
Quisiera que tus lágrimas fuesen siempre de alegría
Quisiera tu sonrisa eterna, tu corazón contento y feliz.
Eres un regalo de Dios en la manos de un humano...que no todo lo puede.
Y para llenarte de estrellas, de luz y de fuerzas...te enseño a ser amigo.
Para que tengas un escudo de sol te enseño a pedirle a tu ángel
Para que tus lágrimas sean siempre de alegría te enseño el optimismo
Para que tu sonrisa sea eterna y tu corazón feliz...te amo y te enseño el amor incondicional... ¡Hijo Querido!