De repente se escuchó un estruendo, la alama del colegio sonó, la bulla era estridente, mientras que poco a poco se iba desalojando el aula y las áreas verdes, Camila al fondo del salón se quedó estática sin decir nada, aun tarareaba la canción que estaban cantando con la maestra cuando de la nada escucho la voz de un niño. Contigo sí, Contigo no, Contigo mi niña me sacaré yo. Ja ja ja.

Camila quedó sorprendida que ante tanto alboroto había alguien cantando de manera calmada.
—¡Hola!, mi nombre es Camila.
—¡Hola! Mi nombre es Marcus.
— Que nombre tan lindo sabes que está pasando.
—Se activó la alarma de incendios, no es nada grave, me harías el favor de abrir la puerta del salón, porque creo que no sé cómo abrirla— decía Marcus muy tranquilo esperando que Camila le diera una respuesta.
—Está bien espérame un momento— dijo Camila mientras salía de su salón y se dirigía al salón de al lado, tomó una silla y abrió la puerta.
Una vez que la puerta estuvo abierta tiró la vista y no había luz, tampoco pudo divisar a un niño, cuando de repente de la nada logró observar a un niño de seis años sentado con la cabeza reposando en sus rodillas.
—Gracias por abrir la puerta.
—¿Qué haces aquí tan solo?
—¡Quedé encerrado!
…
¿Qué pasó después de esto?

Les cuento que Camila era una niña brillante, que por su desarrollo y su actividad aprendió a leer y escribir a muy temprana edad, una niña atenta a pesar de tener solo cinco años, de conducta intachable, siempre llegaba puntual a clases y era muy obediente, nunca se distraía y mucho menos se quedaba por detrás.

El día que sonó la alarma de incendios, la pequeña nunca salió a la entrada del colegio, en su silla de clases encontramos una nota que decía:
—Fui a jugar con Marcus, estoy en el salón que se encuentra al lado.

La cámara de seguridad capto cuando la pequeña ingresó al salón, de la misma manera se observaba como platicaba con alguien pero, la cámara no logró captar a la persona que se encontraba con ella, en la filmación quedaron grabados el momento en que dejó la nota en su silla y se observó el juego de cartas, se repartieron, se barajaron, el movimiento y el desplazamiento de ellas era evidente pero, nada de Marcus, era un tanto extraño ya ha pasado una hora, no hubo ningún incendio y Camila sin aparecer, estuvo en el salón que por mucho tiempo se encontraba cerrado.

Cuentan por ahí que en ese salón hace más de veinte años se activó la alarma de incendios, todos los niños fueron evacuados a excepción de Marcus, este muy distraído armando una torre de bloques no logró escuchar la alarma y la maestra angustiada parada en la puerta cuando pensó que la auxiliar ya había sacado a todos los niños no verificó y partieron, antes de que piensen que el niño murió quemado su lógica no tiene sentido; el colegio se estaba quemando, todo el área de la cocina y la cafetería ardían en llamas, todo el ala oeste ardía con tanta fuerza, mientras que todos los niños en la calle estaban siendo retirados por sus padres, la asistencia al fin se puso a prueba, según los cálculos faltaba un pequeño, en el ala este del colegio Marcus a lo lejos con su pequeña sordera logró distinguir el sonido de la alarma, rápidamente llevó sus manos a los oídos, sin más se propuso desalojar el salón como le explicaron en la clase de prevención, desafortunadamente, cuando subió a la silla y tomo de la perilla, la puerta estaba cerrada, el chico casi angustiado entrando en desesperación decidió acercarse a la ventana observó a lo lejos que se encontraban muchas personas, grito y grito pero, nadie lo pudo escuchar las sirenas de los bomberos y de la ambulancia no dejaban escuchar nada, Marcus ya desesperado se propuso hacerse un paso y salir de aquel salón cuando de repente se le ocurrió tomar una llave de tubos que había en la caja de herramientas que se encontraba en el closet donde todos los niños colocaban sus abrigos, nuevamente subió a la silla y con la llave la paso fuertemente por las rejas de la enorme ventana que daban a la calle, nadie lo pudo escuchar, tras varios minutos y casi en sollozo el pequeño desespero, cayó al piso dándose un golpe muy duro en la cabeza.

Una hora después tras lo sucedido cuando ya el fuego se disipo un bombero dio con el niño inconsciente, cuando se le acercó el pequeño no tenía pulso alguno, tras las especulaciones, el forense afirmó que por la desesperación y el alto nivel de estrés el pequeño sufrió un paro cardiaco post mortem recibió un fuerte impacto en la cabeza debido a la caída que tuvo de la silla.

Supongo que esta no fue una historia alentadora y más cuando Camila no aparece en ninguna zona del área este del colegio, una vez restablecida la luz eléctrica en ese salón donde Camila se encontraba jugando con alguien encontraron una nota:

Queridos padres, no me castiguen por no obedecer a la maestra pero esta historia la tenían que conocer, no es justo que el pobre Marcus siga viviendo en esta escuela cuando lo único que quiere es reencontrarse con sus padres, su último deseo antes de partir era que abrieran el salón para dejarlo salir, gracias por sus bonitas intenciones, estoy en la cocina.
Consiguieron a Camila cinco minutos después en la antigua cocina del colegio, sentada viendo justo hacia donde en aquellos años se paraba la cocinera, rápidamente su papá la tomó en brazos y esta pidió disculpas, la directora apenada por lo ocurrido también pidió disculpas, cuando la niña a medias lenguas le dijo: —Maestra Flor no es su culpa que Marcus falleciera, usted trató de hacer todo lo posible por resguardar la vida de todos los niños, aunque la vida de él se perdió en aquel trágico momento; será que podemos enterrar el pasado y abrir ese salón para que vuelva hacer el de antes, no por mi sino por el dueño de esta lonchera, el cual pasó momentos de felicidad en ese salón.

Así fue hasta hace pocos soles, actualmente el área de preescolar o educación inicial se encuentra cerrada y deteriorada, a veces en las noches se escuchan risas de niños donde quedaba el antiguo parque, otras veces se escucha aquella canción de arroz con leche tan popular del colegio.
(…)

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, los nombres de las personas fueron cambiadas, una buena parte de la historia también fue cambiada, mis respetos, y mis más sentidas condolencias a la familia Bárcenas por la pérdida de ese brillante niño, esta sería una historia más creíble y menos cruel para un niño tan pequeño y gentil.

Mis disculpas por la ausencia, les deseo una bendecida y exitosa semana; un fuerte abrazo se les estima su amiga @ambarve.