Los planetas del sistema solar habían salido de su órbita. Comenzó el caos en el universo, chocaban y se desplomaban en pedazos.

Saturno, el planeta gigante más hermoso, se detuvo por un instante y sus anillos comenzaron a desprenderse, formando una nube de gases que fueron envolviendo la tierra, la cual giraba con mayor rapidez. Los días pasaban en segundos y los años en tan solo minutos.

Pero la tierra no se destruida más bien sus capas sensibles se fortalecian con los restos de partículas de los anillos de Saturno.

Así, el hierro, el níquel y el magnesio se unieron y formaron grandes capas doradas, que de lejos parecía oro, cubierto con cristales de cuarzo turquesa que la hacían parecer la reina de los planetas.

Su superficie no era azul ahora resplandecían como la joya más hermosa del universo. Y giraba con tal velocidad que parecía que estaba estática.

Esa gran fuerza hizo que se incrustara sobre la superficie de Júpiter el planeta más grande del universo. Allí se estableció y continuaba girando, a su ritmo normal para que la vida volviera a resurgir en ella.

Ahora la tierra era el planeta dorado, tenía anillos de gases incandescente que iluminaban su figura y estaba protegida por el planeta Marte.

Así surgió un nuevo universo donde la tierra era la Reina, que posaba entre los brazos de Júpiter su guardián protector. Y Marte era su luna retrógrada que iluminaba el firmamento.

Es una historia irreal escrita exclusivamente para este concurso e inspirada por la imágen de @xpilar.