Fueron momentos duros para Carolina, una niña de apenas 8 años. Su madre había fallecido al dar a luz a sus hermanas gemelas y su papá entro en depresión porque no sabía que hacer para trabajar y atender a tres niñas.

Ese día antes de salir dejo la comida lista y cerro la puerta con las tres niñas dentro. Las bebés lloraban y Carolina no sabía que hacer, pero recordó como su papá preparaba el alimento. Y con una cucharita le dió a sus hermanas.

Después que las vistió y dejó dormida en la cama, se puso a limpiar la casa. Cuando estaba oscureciendo y su papá no llegaba, estaba asustada y sobre una silla se colocó frente al espejo y se dijo.

¡Carolina ya eres una mujer así que valor por tus hermanas!

Su papá entro y lloró al ver lo que había hecho su hija porque ese día salió con la idea que nunca regresaría.