Todos nos debatimos entre dos personas: lo que somos y lo que queremos ser. Dos personas que en lo más interno de nuestro ser batallan por el control de nuestro día a día. ¿Qué me dirías si te digo que tú no eres tú y que tu verdadero “tú” está encerrado, secuestrado en la prisión de tu propia alma?

Esa dominatriz llamada alma no te permite ser quien tú eres y en cambio te hace creer que lo que sientes, lo que piensas y lo que decides eres tú. Pero no, tú estás secuestrado en sus mazmorras, en dónde sabiéndolo o no, vives para complacer sus caprichos. A veces el verdadero tú golpea la puerta queriendo salir, pero te das cuenta que no hay cadenas ni grilletes que le sujeten.

“¡Eres libre de irte cuando quieras!”, te dice desafiante el alma, pero sabe bien que por más que lo intentes eres un esclavo, volverás tarde o temprano a la cueva. No es porque falte ayuda pues la conciencia siempre está ahí, pero estás tan familiarizado con tu falso “tú” que muchas veces estás completamente seguro que tú eres el amo y no el esclavo.

El cuerpo no tiene ni idea, es una veleta que se va con el mejor postor y, por supuesto, se ha vuelto cómplice necesario de tu falso tú. Quizá es porque también esté engañado y crea que tu falso tu es el verdadero, pero ignora que tu verdadero tú es un niño encerrado en una habitación de la que no sabe cómo salir…o si saldrá algún día.

La llave la tiene la Vida, pero el alma y el cuerpo han juntado un equipo muy fuerte. Hay quien les hace temblar: el espíritu; pero últimamente duerme mucho y únicamente un Espíritu superior puede despertarle. La conciencia sabe quién es el verdadero tú por lo que nunca se alinea con el falso, ni se deja confundir con sus vanos ofrecimientos.

El libertador de tu verdadero tú es la Vida; el falso tú te hace creer que porque estás respirando estás vivo. Quizá estés existiendo, pero viviendo no. Vivir es otra cosa. Vivir es dedicar todos los días a conocer la Vida, que es una Persona; no es ir al trabajo, salir a “divertirte”, hacer “tu vida”, acumular la mayor cantidad de dinero que puedas, no, la Vida es una Persona.

Y, además, esa Persona tiene el “Espíritu” que se necesita para despertar tu espíritu; el Espíritu de Él, unido a tu espíritu, son mucho más fuertes que el alma y el cuerpo juntos. Tanto, que cuando tu verdadero tú es libertado por la Vida, incluso el alma y el cuerpo empiezan a colaborar con la Vida, con aquella Persona que le ha devuelto el sentido a tu verdadero “tú”.

¿Tomas tus decisiones por lo que sientes, por lo que crees que está bien, o porque así te pareció? Entonces tú no eres tú. Eres el niño de la imagen, golpeando el vidrio del alma anhelando salir para empezar a vivir verdaderamente. Necesitas la Vida, una vida que no es tuya pero que es la verdadera y además es eterna, sin principio ni fin. De pronto, mis invitados a este concurso @marianavila, @juan2017, @yariadnis, puedan explicárselo mejor.