Una vez más me uno a la convocatoria que semana tras semana hace mi amigo @adeljose para escribir relatos. Ya vamos por la semana 28 y el tema es libre. Esta es mi participación. Espero que sea de su agrado:

José emigró muy joven, yo creo que fue el primero de los muchachos que emprendió vuelo; es que él era atrevido, trabajaba y estudiaba, además era el que hacía los mandados de todo el mundo en el barrio.

Creció con su madre y su abuela, como si fuera el hombre de la casa, así se formó.

-Me voy el sábado que viene -dijo -me voy a trabajar, les mandaré plata y no les va a faltar nada, comerán y compraran de todo, además arreglarán la casa.

El viernes pasó el día en el bosque, debajo del árbol, de su árbol, porque desde que le dijeron que ese lo había sembrado su papá él se lo creyó y entonces sintió que era suyo, se trepaba en él para esconderse, se guarecía en su pie en los días más calurosos, y hasta robó allí su primer beso.

-Algún día volveré, querido amigo, y vendremos todos contigo para hacer una fiesta, aquí, bajo tu sombra.

Y fue de verdad que se fue José, con no más equipaje que sus sueños; y pronto llegaron las cartas y las remesas para su abuela y su mama, hubo comida, arreglaron la casa y nunca más les faltó nada.

El tiempo pasó y la mamá y la abuela de José murieron; la casa se quedó sola, como muchas del barrio, ya que detrás de José se fueron casi todos los muchachos del barrio, los viejos se iban apagando como pájaros solos en sus nidos, sin nietos ni herederos, ni casi nada.

Un día José volvió, y caminó por las calles solas; se detuvo un instante frente a su casa y lloró en silencio, pasó por la bodega de la esquina y ya estaba tan cambiado que nadie lo reconoció.

Se fue al bosque, y él sí estaba allí, esperándolo, con los brazos abiertos, paciente y sabio.

-Aquí estoy, querido amigo -le dijo sentado a su pie como antes -pero me iré de nuevo, volví como te lo prometí, pero no habrá fiesta, no hay amigos para celebrar.

José tomó su camino de vuelta por la calle donde hizo tantos mandados, la gente lo veía como se mira a los extraños, volteó para dar la última mirada al que fue su pueblo y dejó caer una lágrima en nombre de los ausentes.

Si deseas participar en este concurso; aquí la información