GARDEL
GARDEL
“Pero de él la ciudad mucho sabe y
Conserva \Su lágrima más rica, \
Su daño que hirió de pronto”
Alberto Girri
El hotel granada parecía un Maracaná creciente
en espera de la llegada del cantor. Mi padre
tenía la esperanza de ser solicitado como chofer
de este señor de pelo engominado. Él que tarareaba
“
el día que me quieras
” a cada instante del día,
bajo un calor sofocante .
Simultáneamente la ciudad esperaba a un extraño
mago de nombre Maldini. Obviamente ante la fama
del señor de pelo engominado, quien venía de
aparecer en cintas de la naciente cinematografía,
ataviado de marinero galán y con una voz de zorzal
que la gente extraña todavía; las actuaciones del
mago estaban destinadas a un fracaso anunciado.
Un dieciocho de mayo de un día cualquiera, Gardel
descendió de un lujoso navío a orillas del lago,
asombrado por las aclamaciones de una multitud que
le esperaba impaciente entre iguanas y plátanos
verdes.
El mago, que también venía en el mismo viaje,
pensó que esas agitadas voces que se escuchaban
en los alrededores del muelle, eran por motivo
de su presencia. Se dio cuenta de su equivocación,
cuando las beldades de faldas largas, metían
dentro de sus enaguas al señor de la blanca
sonrisa.
El muy mago triste quedó consternado por aquella
paradoja. ¿Acaso no era paradójico que, un mago
que puede convertirse en ave, voz y vuelo, fuese
dejado así de lado? ¿Él que con sus poderes
evocadores podía, en vez de de ocultarse en las
enaguas de mujeres hermosas, convertirse en lluvia
y rociarlas con la misma manguera de Zeus?
La mala consejera de sus pensamientos, hizo que el
mago aplazara sus actuaciones y le hiciera un
seguimiento a las presentaciones de Gardel. Una
noche asistió de incógnito a un concierto del
bardo en la ciudad de Cabimas. Se mezcló entre la
multitud ardiente y justo cuando comenzaba a
cantar “
el que mueve suspiros”
, la quinta canción
del programa, con un abracadabra infame, apagó la
voz del tango.
Gardel asombrado por la pérdida repentina de
su voz, pidió que le sirvieran un ron colombiano,
a ver si despegaba su “
Buenos Aires querido”
, lo
que resultó inútil. La gente creyendo que el
zorzal enmudecía a propósito su voz, convirtió sus
aplausos en piedras, las cuales tocan aún los
techos de la memoria. Unos cuantos días después de
lo acontecido, en cantante de pelo engominado
expiraba en Medellín.
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zeushispania (57)admin 4 years ago