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MI COMIDA FAVORITA

El Arte Culinario es tan viejo como la humanidad y tan estimado,

que para un rey, un califa, o un emperador, el cocinero oficial es un

ser insustituible. Para nosotros, la comida del hogar nos marca

toda la vida. Recordemos la famosa escena de la película Ratatoullie,

cuando el crítico del arte culinario Anton Ego, prueba el platillo

preparado por el roedor protagonista de este filme. Su mundo se

traslada al olor de la comida en su infancia preparado por su ser más

amado.

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Me gusta, principalmente el pabellón criollo, un plato muy

venezolano, que encontramos prácticamente en cualquier región

del país. El que prepara mi esposa, es exquisito. Su composición es

bien conocida, carne mechada, arroz y caraotas. En otras partes lo

complementan con tajadas de plátano maduro y con un huevo frito

colocado sobre el plato ya ordenado. Generalmente la carne se

prepara con cebolla , pimentón, ajo y cilantro. Las caraotas se adoban

con algunas especies como el comino, el orégano, y también con

trocitos de ají y de cebolla. La proporcionalidad la da el número de

comensales, por supuesto.

El comer es tan placentero como escuchar música y hacer el amor,

lo que va más allá de ser un simple acto mecánico de la existencia.

Allí radica nuestra grandeza, o la grandeza recibida de Dios. Para

terminar me remito de nuevo a la figura del olor que nos persigue,

si nos gusta tanto una comida. Los viajes nos llevan a descubrir que,

donde hay camioneros detenidos en abundancia en una lugar particular,

aunque sea un ramal improvisado de comida, allí está el plato delicioso

que te espera.

Me tomo la liberta de invitar a dos miembros de este círculo de amigos

que nos hablen de sus experiencias reales o imaginarios sobre una buena

comida, a saber @lisfabian y @naylet.