En tiempo de verano, cuando las flores se empiezan a ver, en una casa se campó, que se encontraba a orilla del río, vivía; Doña Dorca y Don Menodoro, unos ancianos bien queridos, por todos los habitantes de la región, cuando el agua del río bajaba, los muchachos se iban a bañar y disfrutaban de los cuentos de los ancianos, que algunos eran de hechos reales y otros productos de la imaginación de estos viejos.

La casa de Doña Dorca.

Cierto día llegaron, a casa de los señores, un grupo de muchachos, para escuchar sus cuentos, dentro de ellos se encontraba José Gregorio, un muchacho bien curioso, el cual le prestaba atención, a cada detalle de los cuales expresaban, los ancianos en cada historia contada.

Ellos se sentaban bajo un árbol de ubero, el cual era bien sombrío y todos bien atentos.

_ Doña Dorca dice hoy les vamos a compartir un secreto de nuestra casa, que para algunos puede ser mentira, pero nosotros sabemos que es algo real.

Aquí en el patio de la casa tenemos una flor mágica, ella es bien hermosa, la cual nosotros cuidamos con mucho amor y no la dejamos ver, porque puede perder la magia, nosotros cada vez que queremos, un cumplido vamos a conversar con ella y la tratamos con mucho cariño, su color es encantador un rosado muy bonito.

La hermosa flor rosada.

Les cuento que el río estaba creciendo mucho y fuimos a pedir el deseo que bajara el río, y empezó a bajar de una manera sorprendente, que nos sentimos bien agradecidos por el favor concedido, así hemos logrado muchas cosas, con nuestra hermosa flor rosada.

Los muchachos se marcharon, y José Gregorio, no paraba de hablar de la flor rosada, llegaron al punto de fijar una visita donde los ancianos y pedir permiso, para solicitar un deseo para asegurar que todo era cierto.

José Gregorio, no espero que llegará el día acordado, sino que se adelanto a visitar a los ancianos, quienes no colocaron ningún inconveniente, para que el pasarán a pedir su deseo, el muchacho maravillado con la hermosura de la flor, enseguida pide su deseo, algo bien especial para él, querían un cachorro para tenerlo de amigo y jugar con él.

El pequeño cachorro.

Al salir de la casa de Doña Dorca, fue sorprendido con un tierno cachorro, como lo habían pedido a la flor rosada, cuando José Gregorio se dispone a tomarlo en sus manos, escucha desde lo lejo, que alguien lo está llamando...!!!

Para su sorpresa, era su madre quien llamábamos, a la puerta de la habitación, ya que José Gregorio se había quedado dormido, y era la hora de asistir al colegio.

El muchacho se despierta, sobresaltado y le dice a su madre...

!Estaba soñando algo extraño... pero voy a indagar si ésto será real...!