¡Hola bella comunidad de Scouts y sus Amigos! Hoy me uno al concurso propuesto por nuestro querido amigo @fjjrg, en el que a partir de un texto original, debemos desarrollar una historia.

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Reinaldo, ejecutivo de una empresa de marketing, tiene 1 hijo, Oscar, quien es un gran deportista y está entrenando para asistir a un maratón, esa es la disciplina de su preferencia. Un día Oscar le dijo a su papá que corrieran juntos, que eso le serviría para mantener su salud. Reinaldo lo tomó como chiste, sin embargo su hijo insistió, le dijo que era momento de cuidarse y correr es una de las mejores formas de hacerlo. Reinaldo le dijo que lo pensaría.

En el trabajo, le comentó a sus compañeros que empezaría a correr con su hijo, lo dijo bastante orgulloso. Por supuesto, nunca falta quien haga comentarios mal sanos y de mal gusto. Germán, uno de sus compañeros, le dijo que a su edad eso era imposible, que nunca lograría seguirle el paso y que apostaba que se detendría antes de cumplir el primer kilómetro. Patricia, una de las secretarias le dió ánimo, comentando que sería una buena experiencia, que debía intentarlo. En eso llega el jefe y pregunta sobre lo que pasa, Germán le comenta en tono de burla que Reinaldo estaba loco, pensaba correr con su hijo la maratón que hay en la ciudad dentro de 3 meses, su jefe lo miró y le preguntó que si era en serio, a lo que Reinaldo le dijo que sí, pero hubo un silencio muy largo...

Luego de ese silencio incómodo, todos retomaron su trabajo, incluso Reinaldo, sin embargo, durante su jornada, seguía contemplando la idea de participar en la maratón, después de todo, lo había invitado su hijo, la persona a la que más amaba. Entre pensamiento y trabajo, se decidió por fin a que lo haría, recordó que de joven practicó algunos deportes y trotar era parte de sus rutinas de entrenamiento, por supuesto, de eso ya hacía muchísimo tiempo, pero valía la pena intentarlo.

Al regresar a casa, le dio la noticia a su hijo de que participaría sin falta en la maratón, este último se emocionó en gran manera, pues hacía mucho que no compartía una actividad al aire libre con su padre, siempre trabajando como con ataduras invisibles al escritorio. Esa noche, Reinaldo muy decidido, colocó una alarma en su reloj, esta sonó a las 5:30am, estuvo listo rápidamente, incluso dejó desayuno hecho para su hijo y luego de algunos estiramientos, salió a entrenar.

Oscar, el hijo de Reinaldo, despertó a las 6am, vio el desayuno pero no a su papá, se extrañó de ello pero tenía hambre, así que se sentó a comer a eso de las 6:15am. La puerta de la cocina se abrió y entró Reinaldo, empapado en sudor.

-¿Qué te pasó?- preguntó Oscar en medio de una pequeña risa.

-Empecé a entrenar ¿creíste que no lo haría verdad?- Respondió Reinaldo y se echó a reir -Voy a darme un baño rápido y a alistarme para ir al trabajo, date prisa, tienes clases- agregó.

Esa dinámica se repitió cada día, Reinaldo entrenaba en las mañanas temprano y Oscar en las tardes en su universidad, en las noches se reunían y compartían sus experiencias entrenando, Oscar le daba consejos a su padre sobre ejercicios y dietas saludables, entre otros temas que se colaban a la conversación. Pero el tema del entrenamiento para la maratón, no solo se había vuelto popular en casa, sino que compañeros del trabajo también llegaron a verlo entrenar en las calles algún fin de semana, también los que vivían cercanos a su casa, lo veían pasar cada mañana temprano.

Ya se había formado una especie de “club de fans” entre las secretarias de la empresa, ellas lo animaban y decían que se veía más guapo ahora que entrenaba, por lo que los demás compañeros masculinos, sintiendo celos de la atención, iniciaron rutinas de vida más saludables. Muy pronto, transcurrieron los tres meses para la tan esperada fecha y allí estaba él, Reinaldo, junto a su hijo Oscar, pero no solo ellos, además estaban muchos de los compañeros de Reinaldo para animarlo desde la línea de meta.

Inició la carrera y tanto Oscar como Reinaldo arrancaron con buen pie, algunos los pasaron y otros quedaron detrás de ellos, pero Reinaldo y su hijo no se detenían. Ya por fin, luego de muchos esfuerzos, se divisaba la meta, Reinaldo y Oscar la atravesaron juntos. Por supuesto, ni de cerca obtuvieron los primeros lugares, tres meses no eran suficientes para que Reinaldo desarrollara todo lo necesario para alcanzar un primer lugar, pero Oscar sí tenía las condiciones.

-¿Por qué te quedaste a mi ritmo y no intentaste ganar?- preguntó Reinaldo a Oscar, en un tono un tanto triste y avergonzado, desviando su mirada, pues se sentía como si fuese una carga para él en ese momento.

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-Jajaja- rió Oscar -no te invité a la maratón para dejarte atrás, te invité para estar contigo. Hoy gané lo que yo quería y eso no era la maratón.- respondió con una sonrisa dulce.

De la nada, los rodearon todos los compañeros y amigos de Reinaldo, celebrando como si fuese el campeón mundial, uno de ellos tomó una hermosa foto, que ahora adorna una linda cartelera de eventos importantes en la oficina.

A veces, lo más importante no es ganar el primer lugar, sino lo que ganas al culminar la maratón.

-Fin-

¡Gracias por leerme!

_{Invito a participar a @ladyleilei, @sabrip y @isgledysduarte, la información está acá.}