Hola querida comunidad Scout. Si ya están preparados para leer una nueva historia aquí les traigo como ya es costumbre mi participación.

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¡Paseo misterioso!

Julia y José gustan de viajar cada vez que tienen la oportunidad, deciden visitar la costa y poco después de llegar al hotel, se informan sobre algunas alternativas para conocer la región, José alquila un par de bicicletas para dar un paseo al día siguiente. En la mañana, luego del desayuno, José ya tiene listas las bicicletas mientras Julia prepara algo de comida y bebidas para el camino. Una vez que se ponen en marcha van conociendo algunos lugares de interés.

Al llegar a un caserío, una niña le regala una flor a Julia, y le dice a José: ¿Es tu novia?, José le responde que sí, ella le dice: - Entonces la vas a llevar al faro. José le dice que por ahí no hay ningún Faro, la niña señala hacia el horizonte y le dice: Antes de que se ponga el sol, si sigues este camino, llegarás al faro. Pero no pueden pasar la noche ahí, o no volverán. José mira a Julia y hace un gesto para no hacerle caso a la niña, pero cuando voltea a verla, ya la niña no está. José decide ir hasta el faro, Julia duda, pero José la convence de ir. Al llegar al punto señalado por la chica, estaba anocheciendo, de repente se ve un faro, y ambos deciden subir...

Cuando se van acercando al faro, la luz se enciende y aunque ambos tenían cierto temor la curiosidad los dominó y empezaron a subir las escaleras que internamente tenía el faro.

Julia con voz un poco temerosa le dice a José: “No debimos hacerle caso a esa niña porque por haber recorrido tantos kilómetros para llegar hasta aquí estoy agotada y tengo un mal presentimiento con respecto a este faro”.

José, aunque también tenía algo de temor trató de calmarla diciéndole: “ No te preocupes, venimos a esta región para tener tiempo para nosotros y para aprovechar al máximo de una gran aventura y este día ha estado cargado de adrenalina y eso nos hace bien”.

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De repente creyendo haber escuchado algunas voces en la parte de arriba del faro, apresuran el paso para averiguar de qué se trata pero no alcanzan a ver a nadie. El faro se encuentra totalmente vacío. Se acercan a una de las ventanas y a lo lejos de la costa notan que la niña con la que han hablado va corriendo en una bicicleta perdiéndose entre las palmeras del lugar.

Deciden volver a bajar pero les llama la atención un retrato colgado en la pared donde aparece la niña en brazo del Recepcionista del hotel. Se miran a la cara sin saber a qué se refiere, aunque ambos sospechan que algo raro ocurre con aquella niña.

Apresuran el paso y descienden en cuestión de segundo del faro, se montan en las bicicletas y se dirigen hacia donde vieron a la niña, pero ya no estaba allí ella. Sin embargo alcanzaron a ver alguna huella difuminada por el viento, por lo que deciden seguir estas huellas para dar con la niña.

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Mientras más recorrían el lugar, las huellas eran más difíciles de seguir por la oscuridad que empezaba a reinar en el lugar. Deciden parar por un momento para intentar orientarse pero se dan cuenta que ya ni siquiera saben dónde están ni qué camino tomar para regresar.

José abraza a Julia y le dice: “Mi amor, creo que estamos perdidos, no tengo la menor idea de donde estamos y con esta oscuridad no creo que debamos seguir avanzando, debemos acampar aquí y esperar que amanezca, menos mal que me traje en la mochila unas mantas que nos servirán para recostarnos”.

Ella le toma de la mano fuerte y le dice: “Sí, mi amor, es lo más prudente”.

Entonces José saca sus mantas de la mochila y se disponen a colocarlas en el suelo cerca de una palmera cuando escuchan ruido de un motor de un vehículo todo terreno, se levantan del suelo y encandilado por la luz de la camioneta empiezan a gritar: Ayúdennos por favor, estamos perdidos”.

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En eso se acerca hacia ellos el Joven recepcionista del hotel donde estaban hospedados y le dice: Señor José, Señora Julia, no se preocupen, mi hija me ha dicho lo ocurrido y en cuanto nos enteramos nos venimos a buscarlos, agradézcanle a ella que nos lo hizo saber”.

En eso baja del vehículo la niña que antes habían visto y sorprendido ella les dice: “No me hicieron caso, les dije que si iban al faro, no podían quedarse hasta el anochecer porque, con la oscuridad terminarían extraviándose. Menos mal me conozco el camino y mi bicicleta es muy rápida y pude correr en ella para avisarle a mi papá”.

Y José le dijo: “Sí, pero tú nos incitaste a ir hasta allá, ¿por qué no nos advertiste de que quedaba muy lejos y que nos cogería la noche?”

Ella sonrío y les dijo: “Creí que serían prudente y no se dejarían llevar de la curiosidad que siempre es mala consejera como me lo dice mi abuelo”, sin embargo, los seguí todo el camino para asegurarme que no les pasara nada malo y cuando los noté desesperado fui con mi padre”.

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Julia entonces le dijo: “Tienes razón, chiquilla, te agradezco tu preocupación por nosotros y gracias por auxiliarnos, nos dejamos llevar por el deseo de tener una aventura y la curiosidad nos invadió a tal extremo que pusimos en riesgo nuestra integridad física”.

Invito a mis amigos @ysabelgeorgina, @miguel16 y @milagro74 a que participen en este concurso.