Hola querida familia Scouts. Ya me andaba preocupando esta semana porque lo mío son los concursos y echaba de menos este en particular sobre los valores donde no solo escribo por concursar, sino por dar mi enfoque, que poco a poco va mostrando a nuestros amigos lectores mi manera de pensar y por supuestos mis principios.

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La generosidad

Hoy nos toca reflexionar sobre este valor tan importante como lo es la generosidad, esa cualidad que nos lleva a dar desde nuestra pobreza o riqueza de manera desinteresada.

El mundo está llena de personas generosas y de ello estoy convencido, aunque también es cierto que hay muchos tacaños que cuando dan esperan recibir el doble o mucho más, pero a decir verdad me ha tocado vivir la experiencia de ver actos de generosidad muy significativos y a nivel de todas las edades.

Voy a contarles una pequeña anécdota sobre mi hija cuando apenas contaba con cinco años. Recuerdo claramente ver un hermoso ejemplo de desprendimiento y generosidad a esa temprana edad. Resulta que su primer juguete fue un bello peluche al que cariñosamente le pusimos Teddy. Con este peluche ella dormía, jugaba y cada vez que salíamos de viaje se lo llevaba consigo. Era más que un juguete.

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En una oportunidad una tía nos visitó y llevó a su hijo de tan solo cuatro años. Durante la visita mi hija y su primo jugaron con el peluche entretenidamente. Cuando llegó la hora de marcharse el niño no quería entregar el peluche, pero su mamá se lo quito y se lo entregó a su dueña, enseguida empezó a llorar, entonces mi hija, agarró el peluche y se lo entregó, y le dijo: “toma te lo regalo, no llores”.

Mi esposa y yo nos miramos y nos pareció muy tierna y aleccionante aquella actitud, pero claro, sabíamos lo que significaba Teddy para ella y ver que sin pensarlo dos veces se desprendió de él, con tal de ver a su primo contento.

Otra experiencia vivida, fue hace unos cuatro años, dos de mis participantes del Curso de informática eran hermanas y vivían solo con su mamá, porque su padre las había abandonado. Durante todo el curso no pudieron comprar el uniforme, pero como en el centro se tenía conocimiento de sus carencias económicas, se le permitió ir a clase sin este. Sin embargo, llegado el tiempo de hacer las pasantías del curso, era obligatorio portar el uniforme en la empresa donde le tocara. Ellas se sentían frustradas y dispuestas a dejar el curso por la falta de dinero para adquirir el uniforme.

Para sorpresa mía, los muchachos de la clase, compañeros de ellas, hicieron una colecta entre todos y lograron reunir el dinero equivalente para comprarle el uniforme. Aquella acción voluntaria, desinteresada y solidaria me mostró nuevamente la riqueza de este magnífico valor de la generosidad.

_{Grupo de participantes del curso de informática / Leoncio Castro / Apure-Venezuela / 2018}

Ahora cada vez que alguien toca a mi puerta para solicitar mi ayuda no vacilo en ofrecerle mi mano amiga y se lo debo al buen ejemplo que muchos me han dado a lo largo de mi existencia.