La pirotecnia y las consecuencias en los animales.

Imagen creada con CANVA

Llegó la navidad, y para la familia de Tomy, un evento especial una temporada de fuegos artificiales lo cual emocionaba mucho al hijo del capitán de bomberos de la ciudad. Tomy, a pesar de las advertencias de su papá sobre el uso de pirotecnia, se las arreglaba para comprar cohetes y luego detonarlos en el patio de atrás de su casa cuando su papá no estaba.

Llegó la noche de navidad, y Max, el perro de la familia, sufría de ansiedad provocada por las detonaciones. A pesar de que ya Tomy lo sabía, se propuso acabar con su reserva de cohetes esa noche, pasadas las 8 de la noche y aprovechando que su papá estaba de guardia, empezó a detonar los cohetes y Max se empezó a asustar más de lo debido, en un momento de desesperación por el ruido, Max saltó la cerca y corrió en cualquier dirección, tratando de alejarse del ruido. Tomy corrió detrás de él pero no pudo alcanzarlo, de repente escuchó un carro frenando abruptamente y luego un ladrido de dolor...

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Para cuando Tomy llegó al lugar, el perro se había marchado con un continuo sonido de dolor debido al golpe que había recibido contra el coche.

El perro finalmente desapareció en la oscuridad de la noche huyendo por el aterrador sonido de los petardo y cohetes. Los animales pero sobre todo los perros tienen muy desarrollado el oído y son capaces de escuchar ruidos mucho antes que nosotros, pero eso mismo hace que los sonidos fuertes les provoquen pánico y dolor a la vez y quieran huir asustados.

Tomy, inmediatamente fue a llamar a su padre para contarle la verdad, en ningún momento quiso ocultarlo y comprendió que cuanto antes contara la verdad, antes podría salir con us padre a buscarlo para traerlo de nuevo a casa.

Su padre al escuchar la noticia le dijo que lo primero era buscar a Max para ver en que estado se encontraba y después hablarían ellos dos. En cuanto llegó a casa, se montaron en el coche y se pusieron en marcha para buscar al perro por las zonas donde normalmente paseaban con el pero no hubo suerte.

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Tras tres horas buscándolo sin parar, Tomy comenzó a llorar y a repetirle a su padre que nunca mas volvería a jugar con cohetes ni con nada que pudiera hacerle ningún mal a su mascota ni a los de otros.

Su padre desesperado emprendió su vuelta a casa sin suerte pero luego recordó el motivo por el que los perros se asustan; Tienen el oido tan desarrollado que los sonidos fuertes le hacen daño. Entonces llegó a la conclusión de que tenían que buscar en lugares donde hubiera poco o ningún ruido, ya sea por que estuvieran apartados de cualquier lugar o bien porque acústicamente estuvieran insonorizados.

Recordó que cerca de casa hay un callejón donde hay varios cubos de basuras juntos, cerca de un polígono industrial donde tiran mucha cantidad de cartón.
El cartón actúa como aislante térmico y acústico, con lo cual se dirigieron hacia allí y ¡¡BINGO!! lo encontraron allí tumbado, encogido entre varias montañas de cartón y con los ojos llenos de legañas por haber estado llorando.

Tomy, agarró al perro entre lágrimas y lo subió al coche prometiéndole que nunca mas haría nada que pudiera hacerle daño, pero que tenía que ponerse bien.
Lo llevaron al veterinario y tras hacerles unas pruebas, vieron que tenía la cadera rota pero no era nada grave y el perro sobreviviría y podría hacer vida normal en pocos meses.

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Al llegar a casa, el padre ni siquiera vio oportuno castigar al niño, ya que vio en sus ojos el arrepentimiento que tenía por haber provocado el accidente de su perro.

Y es que... hay veces que tienen que pasar las cosas para darse cuenta del daño que hace una persona.

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Invito a mis amigos @pepo84, @josdavid y @mimi-27

Saludos @kikenexum