Una de las personas del siglo XX que más ha inspirado al mundo para activar la fe y el amor a través de los actos de servicio ha sido sin duda Agnes o mejor conocida como la monja que se despojó de todas sus comodidades para servir entre los más necesitados en la India; la noble Madre Teresa de Calcuta.

Quizás esto nos parezca un acto de servicio extremo para los que no tenemos claramente el don de servicio; pero es que el servir debería ser un compromiso humano y social que movilice nuestras entrañas por el prójimo; de lo contrario estaríamos vacíos.

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Hace muchos años fui confrontada con un texto Bíblico que estremeció las fibras de mi ser; yo era muy joven, con mucho entusiasmo y pasión por las labores eclesiales del ministerio de altar (cantar, enseñar, predicar...) pero estaba fuera de foco porque no me interesaba mucho servir a los más necesitados; eso estaba en el último plano de mi vida.

Fue allí que Dios me habló a través de este texto en Tito 3:14.

"Que aprendan los nuestros a empeñarse en hacer buenas obras, a fin de que atiendan lo que es realmente necesario y no lleven una vida inútil."

¡Vaya! al leerla una y otra vez me sentí tan inútil; porque aunque técnicamente estaba haciendo tantas cosas, no me estaba importando atender las verdaderas necesidades relevantes en una sociedad que estaba gritando por ayuda, por auxilio. Fue entonces que entendí que era preciso dejarme conmover por las necesidades del prójimo y solo así la gente podría estar abierta para escuchar el mensaje de Salvación de sus almas.

	Mis alumnos de Escuela Bíblica Dominical

El ejemplo más claro lo vemos en Jesús, que se enfocó su ministerio en sanar a los enfermos, proveer alimentos, atender todas las necesidades inclusive de aquellos que no le pedían nada pero que era evidente que necesitaban una mano.

A lo largo de mi vida desde que fui confrontada, me dediqué a seguir sirviendo a Dios pero de forma también muy práctica. He hecho misiones en el Amazonas colombo-venezolano; he trabajado con tribus y etnias indígenas; básicamente he dedicado buena parte de mi vida hasta desgastarme en el servicio.

Hoy tenemos en nuestra pequeña iglesia de Pasteur- Argentina; un ministerio que se encarga de dar ropa y calzado a las personas; le llamamos el roperito comunitario.

En el geriátrico con los ancianos	Hermanas de la iglesia acompañando en el geriátrico	Yo cantando para los ancianos del geriátrico

También hacemos visitas periódicas al geriátrico del pueblo, llevando música, alimentos, alegría con buenas conversaciones y oraciones por los ancianos.

Servir es el mejor acto de amor por el prójimo que podemos hacer; atender las necesidades más apremiantes aunque no nos pidan ayuda; simplemente mostrar empatía y accionar; aunque eso signifique dar parte de lo que somos y tenemos.

Cuando servimos no damos de lo que nos sobra; sino que debemos entender que se trata de dar lo mejor de nosotros con el fin de que las cosas estén mejor para todos; damos la mejor parte del pastel a quien deseamos que esté mejor; de eso se trata.

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