La mejor hallaca, por supuesto, siempre será la que hace nuestra madre. Debe ser porque en su preparación participamos todos y reina el amor en todo momento... Cuando somos jóvenes siempre pasa eso, debemos correr para estar en casa antes de que llegue el año nuevo. Debe ser que la inquietud, las ganas de salir que experimentamos en esa etapa nos inducen a esos avatares de última hora.

Por rapidez y seguridad prefiere los camellos de los Reyes Magos. Yo le agregaría que, para nosotros, son animales exóticos que nos proporcionaría cierta majestuosidad... Es bueno agradecer siempre al año que se va y recibir con esperanzadora alegría al nuevo, pero si en verdad el que se despide nos ha proporcionado grandes satisfacciones, muchas más razones nos asisten para darle un emocionado adiós. Muchas gracias por su participación, amigo. Un gran saludo...