46° Concurso de Redacción de Historias: "La carrera"

cruzamilcar63 (74)modMOD🐬x3 🏕️ 512 SP 🥈in Scouts y sus Amigos • last year (edited)

_{Imagen diseñada en PowerPoint/ F/ F}

Reinaldo, ejecutivo de una empresa de marketing, tiene 1 hijo, Oscar, quien es un gran deportista y está entrenando para asistir a un maratón, esa es la disciplina de su preferencia. Un día Oscar le dijo a su papá que corrieran juntos, que eso le serviría para mantener su salud. Reinaldo lo tomó como chiste, sin embargo su hijo insistió, le dijo que era momento de cuidarse y correr es una de las mejores formas de hacerlo. Reinaldo le dijo que lo pensaría.

En el trabajo, le comentó a sus compañeros que empezaría a correr con su hijo, lo dijo bastante orgulloso. Por supuesto, nunca falta quien haga comentarios mal sanos y de mal gusto. Germán, uno de sus compañeros, le dijo que a su edad eso era imposible, que nunca lograría seguirle el paso y que apostaba que se detendría antes de cumplir el primer kilómetro. Patricia, una de las secretarias le dió ánimo, comentando que sería una buena experiencia, que debía intentarlo. En eso llega el jefe y pregunta sobre lo que pasa, Germán le comenta en tono de burla que Reinaldo estaba loco, pensaba correr con su hijo la maratón que hay en la ciudad dentro de 3 meses, su jefe lo miró y le preguntó que si era en serio, a lo que Reinaldo le dijo que sí, pero hubo un silencio muy largo...

Cuando el jefe habló, al fin, todos se miraron confundidos porque ninguno esperaba que se quisiera sumar a la competencia. Manifestó con un entusiasmo que solo le habían visto en contadas oportunidades que se trataba de una excelente idea; necesitaba ponerse en forma y prepararse para un maratón representaba el gran reto deportivo que estaba buscando desde hace mucho tiempo. En seguida se puso de acuerdo con Reinaldo para que el hijo de este, uno de los mejores corredores del mundo, los entrenara a ambos. Ya verán, aseguró mientras miraba a Germán, lo que somos capaces de hacer.

Cuando su padre le dijo que Donald, su jefe laboral, se incorporaría a las prácticas previas a la carrera, Oscar se mostró muy complacido de que otras personas contemporáneas con su progenitor se preocuparan por la salud y renunciaran al pernicioso sedentarismo y a la implacable rutina; sin embargo, desde sus más recónditos pensamientos brotaron serias dudas que le dijeron que aquello solo sería el apasionamiento de unos días y, en seguida, estos dos señores se cansarían, alejándose luego de los entrenamientos con cualquier excusa.

_{Entrenando.../ F1/ F2}

El primer día, a las cinco de la mañana, estaban los dos allí frente a la casa, esperándolo para los ejercicios de calentamiento y el trabajo duro, según dijeron en cuanto lo vieron salir. Oscar, como el deportista de élite que era, les enseñó en un principio la ejecución de movimientos muy básicos, a correr de la forma adecuada para que no sufriesen daños corporales imprevistos. Después, fueron tornándose más intensas las prácticas y, a medida que transcurrían las semanas, la resistencia de Donald y Reinaldo cubría los 42 kilómetros que estipula oficialmente un maratón.

Oscar estaba muy feliz y se recriminaba no haber creído, en un principio, que su padre y el jefe fuesen capaces de tomarse muy en serio el entrenamiento. Los había acompañado en todo momento para guiarlos, para enseñarlos a trotar utilizando las técnicas más efectivas, y para animarlos a hacerse más fuertes cada día, con el propósito de vencer paulatinamente mayores distancias.

_{Maratonista/ F}

Donald y Reinaldo, por su parte, experimentaban una gran satisfacción, jamás se habían sentido tan llenos de salud. No solo estaban ya preparados para la carrera, sino que habían tenido a un gran deportista como maestro y la cercanía de un paciente y amoroso amigo, un hijo que les exigía implacables esfuerzos en el ámbito deportivo, pero les prodigaba una inmensa comprensión en todos los demás momentos.

El gran día del maratón llegó… Donald y Reinaldo, llenos de confianza y optimismo, partieron con el pelotón y arribaron a la meta sin contratiempos; no ganaron, pero el jefe fue el vigésimo quinto corredor en cruzar la raya final y Reinaldo el décimo segundo. Ambos lo celebraban, sin embargo, como si hubiesen sido los vencedores absolutos de aquella carrera.

No obstante, cuando se dieron cuenta de que Oscar, en su categoría, no había figurado ni siquiera entre los 15 primeros maratonistas, se les vino el mundo abajo. Se dieron cuenta de repente que aquel atleta de primer nivel, el gran maratonista que nunca durante los dos últimos años había bajado del tercer lugar sacrificó el prestigio ganado con tanto esfuerzo y disciplina por ocuparse de ellos dos.