Cuenta mi esposo, el cual vivió parte de su adolescencia en la población de Cabure; pueblo pintoresco de la sierra Falconiana, pues ahí tienen muchas historias que contar, con respecto a las sombras, ya que en ese caserío; no había luz eléctrica y ya a partir de las 6:00pm se le daba rienda suelta a la imaginación, al ver sombras así sea por los arboles, o por algún animales atravesando los caminos.

Por ejemplo: una vez le toco ir a un velorio y tenía que pasar por un camino donde había mucha vegetación, sobre todo cedros, ceibas y matapalos y de pronto, la brisa hizo que las ramas se movieran de una manera espeluznante y tomando en cuenta que decían que por esos parajes, se había ahorcado una señora, que tenía el pelo negro muy largo se imaginaron que era un espanto; entonces él y el otro compañero se regresaron corriendo, hasta llegar sin aliento al velorio nuevamente y en el trayecto de la carrera, les salió un perro negro que aullaba quizás porque también estaba asustado al ver correr esa gente de una manera desenfrenada y para colmo empezó a llover fuertemente al punto que una quebrada que había antes de llegar a la casa del difunto se puso muy crecida y no les permitía pasar; lo cierto fue que tuvieron que quedarse cerca del velorio, en un matorral pero habían muchas matas e cambur que al moverse reflejaban una sombra como si fuesen espanto. Allí tuvieron que amanecer, sin pegar un ojo en toda la noche y luego contarles a sus familiares la travesía vivida.

_{La Sierra Falconiana en su inmensidad. foto:@benedicta7; Falcón. Venezuela.}