Bruno creció viendo a su hermano Julio cuidar gallos de pelea. Así fue aprendiendo el arte de preparar gallos para las peleas: cortarles y limarles las espuelas, cortales las plumas, entrenarlos con muñecos de tela con forma de gallos, darles su vitamina y, de vez en cuando, probarlos con otros gallos de la cuadra para ver si tenían temple de combatiente.

Un gallo de pelea puede costar mucho dinero, tanto como una casa o un carro, porque ellos también pueden hacer que sus dueños ganen mucho dinero.

Y eso era lo que más le gustaba a Bruno, ver cómo su hermano Julio, después de cada pelea de gallo, se compraba una moto, una bicicleta, brindaba licor a sus amigos y las mujeres se morían por estar con él.

Cuando Bruno se hizo hombre y comenzó a trabajar, lo primero que hizo fue reunir dinero para comprarle un buen gallo a su hermano Julio, que se había convertido en un gran gallero con mucho dinero, pero también mezquino, pues a nadie le vendía un gallo.

Un día llegó Bruno a casa de Julio, y con mucha verguenza le dijo a su hermano, que quería comprarle un gallo para seguir sus pasos.

Julio le dijo:

-Este oficio es muy costoso. Un gallo de pelea requiere más cuidados que un muchacho chiquito; y no creo que tú tengas para las vitaminas y para su alimentación.

Bruno le dijo:

-Hermano, yo sé todo, ¿sabes? ni me he casado para no tener compromisos familiares con tal de tener un gallo de pelea como tú e ir a la gallera y apostarle no solo con dinero, sino con el alma, con el corazón, con la fe de que él va a defender su raza y la mía, porque yo, al igual que tú, hermano, soy gallero como papá, aunque cuando yo nací, él se fue de casa y nunca tuve la oportunidad de conocerlo, como lo conociste tú, pero no me hizo falta, porque aprendí del mejor gallero del mundo. Es decir, de ti.

Julio sintió ternura y amor al escuchar a su hermano hablar así de él, entonces se raspó la garganta:

-Hahahahaha. Bueno, está bien; no te voy a vender un gallo, te lo voy a regalar; y con el dinero que guardaste le vas a comprar sus vitaminas y sus alimentos. Pero no olvides algo:

Los gallos son como los hombres, se vuelven locos por las gallinas, y si eso sucede y se te escapa en algú momento, por irse detrás de una; no te desesperes en tratar de agarrarlo, búscale otro gallo de pelea; hazle una rueda; y que se enfrenten como los buenos; ya después de eso, él volverá a ti, si tienes a la gallina cerca.

Hoy se le escapó el gallo a Bruno, en un descuido que él se dio, pues se fue detrás de una gallina que pasaba frente al corral; entonces Bruno recordó la enseñanza de su hermano, y fue a decirle a su primo Luis que le prestara un gallo de pelea; casualmente, la gallina también era de Luis; fue así como se dio primero el combate entre los gallos de Bruno y Luis. Bruno también le pidió a Luis prestada la gallina, y durante toda la pelea, la tuvo entre sus brazos. El gallo de Bruno ganó el combate, se sacudió las plumas con gesto de vencedor, y caminó despacio hacia donde estaba Bruno con la gallina; y así el gallo y la gallina se fueron al gallinero; y Luis y Bruno se fueron a la licorería a hablar sobre una próxima pelea de gallo.

Fin

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Nota: La foto fue tomada con mi teléfono Blu, modelo Vivo XL2.