Mi primera parálisis de sueño (Experiencias de terror / Lecturas - Concurso mes de octubre Team México)

Nota de la autora: El siguiente relato es un esbozo de una experiencia terrorífica que tuve hace tiempo cuando era adolescente. Es algo que no se olvida con facilidad, sobre todo cuando te agarra de sorpresa. De ahí que, aprovechando el concurso que @team-mexico propuso para este mes, decidí compartirlo con ustedes.

Si quieren participar en el concurso, hagan click aquí.

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Tenía 15 años cuando sucedió.

Estaba en la preparatoria, creo que el primer año. Me había acostado a dormir; tenía en mi cabeza mil cosas: los extraordinarios de matemáticas, las tareas, la idea de que me gustaba un muchacho, entre otras cosas.

No supe en qué momento algo irrumpió en mi sueño: Una mano estaba apretándome el cuello; una mano cálida y callosa. Con todas mis fuerzas traté de quitarme aquella mano de encima, pero descubrí pronto que no podía mover el cuerpo, salvo una de mis manos, misma que trataba de apartar aquella cosa asesina. Fue una lucha que me parecía eterna, pues la mano apretaba con más fuerza a medida que oponía resistencia. Lo peor era que mi instinto, esa bendita parte de mí que me ha ahorrado problemas a lo largo de mi vida, me dictaba que no me voltee a ver esa... cosa. Le hice caso más por prudencia que por desesperación.

Al final, abrí los ojos y me levanté de un salto; estaba sudando frío. Como si hubiese visto un espanto, corrí hacia el baño, temiendo encontrar las marcas de la mano.

¡No había nada! ¡Ni una marca, ni un rasguño, nada!

Desconcertada, me regresé a la cama; el miedo de que me volviera a pasar de nuevo me mantuvo despierta en las 3 últimas horas de la noche hasta despuntar el alba. Una terrible ansiedad me asaltó por tres días completos, misma contra la cual luché en silencio; no quería preocupar a mis abuelos, con quienes vivía. Pasados esos días, y tras sosegarme la mente, todo volvió a la normalidad.

Nunca he olvidado esta experiencia, la cual descubrí tiempo después que era una parálisis de sueño; de hecho, aquélla era solo la primera de muchas más, aunque ninguna era tan terrorífica como esta. Lo curioso del todo es que me suceden justamente cuando estoy muy ansiosa y con mucho estrés... ¿O quizás no? No lo sé, y no quiero saberlo por paz mental.