Tengo varios días sin visitarte y dejarte mis palabras. Tu existencia es muy importante para mí, querido diario. Trataré de hacerte un pequeño resumen de estos días.

Estuve sola en casa hasta el domingo, cuando cumplió años mi hijo. El viernes fui a hacer la compra al supermercado. Ya la gente comienza a estar menos tensa. En la entrada del súper sigue habiendo gel para las manos y guantes. Es posible que este hábito quede, los productos están así más protegidos y los usuarios y empleados, también lo estamos. Compré pizza, lista para hornear y ésa fue mi cena. Comí media pizza a la carbonara. Me encantó. La otra mitad la comí el sábado al mediodía. Fue maravilloso, dos días sin cocinar, porque merienda y cena la resolví con fruta y bocadillos. Cuando estoy sola, cocino poco.

El viernes comencé a ver una serie de Netflix que me atrapó, Anne con e y me alejó de otras actividades, incluyéndote. Es una serie juvenil, la protagonista es una huérfana pelirroja, de doce años y presenta sus peripecias para adaptarse a su nueva situación, en el hogar de dos hermanos, solterón él y solterona, ella. La gran imaginación de Anne choca con los tabúes de la época, en la Europa que aún está descubriendo los beneficios de la electricidad y donde la educación de las mujeres era para conseguir un buen marido.

Anne con e me mantuvo ocupada hasta la madrugada del domingo. Por otra parte, el whatsapp se des-instaló y limitó mis comunicaciones con el mundo exterior, jeje. Gracias Anne con e, por mantenerme tan distraída durante el vacío de comunicación.

El domingo fue maravilloso, llegaron dos amigos de mi hijo, el chico venezolano, la chica catalana. Linda gente los dos. cocinamos arepas, reina pepiada. Así se llama a la arepa rellena con ensalada de gallina (pollo en realidad) y aguacate. La chica desconocía este tipo de relleno para las arepas, así como la expresión reina pepiada, un regionalismo adoptado en casi toda Venezuela. Las fotografías te las debo, querido diario, pues para re-intalar el whatsapp fue necesario formatear nuevamente el celular que estaba muy recargado a causa de los chats y la abundancia de imágenes que circula a través de ellos. El asunto es que perdí las fotos del cumpleaños y las que tomé durante el recorrido por el pueblo, para que los chicos conociesen lo más significativo de él.

La tarta estuvo exquisita, una deliciosa cheesecake con top de mora, obsequio de los invitados. Una auténtica exquisitez. Cada día estoy disfrutando un troza de ella, durante las meriendas, aún cuando el top ya no tiene la frescura del primer día, todavía es un delicioso postre.