Mi querido diario, hoy llamaré a mi gran amiga Omaira, hija del sampedreño Rojitas, fallecido hace unos años, quien bailó al Santo desde sus catorce años hasta que San Pedro lo llamó para que bailara en el cielo . Éste día es siempre muy importante para mí. Manuel Ángel Rojas fue un personaje admirado, pero más que todo una persona muy querida por todos quienes tuvimos la gran fortuna de conocerlo. Llevó las dificultades de su vida con mucha gallardía, siempre tenía una palabra amable y dedicó gran parte de su vida a bailar en la Parranda de San Pedro del C.E.A (Centro de Estudios Artísticos), en Guatire. Y su hija, Omaira, lo acompañaba siempre. Así entre en contacto con la Parranda.

No sabía, mi querido diario cuanto me pesan estos recuerdos. Mi tristeza se alivió con algunas lágrimas al revivirlos, pero no puedo seguir escribiendo.

Voy a bañarme y salir a dar un paseo, para refrescar mis emociones, porque sentir tristeza es natural, pero para mantenernos emocionalmente saludables hay que sobreponerse y recuperar el equilibrio. Hasta más tarde o hasta mañana, diario querido, depositario de emociones y recuerdos. De alegrías y tristezas.