Crónicas de lo cotidiano 007: Lo que escribo y lo que lees no son lo mismo

Hace unos días leí un comentario sobre una de mis publicaciones recientes que me hizo pensar. En ella alguien afirmaba que había entendido a lo que me refería en el post, y lo decía con cierto orgullo inconsciente y una notoria satisfacción.

De entrada me dio mucho gusto que esta persona hubiera disfrutado de mi publicación y se expresara tan bien de ella, pero luego me quedé pensando: ¿en realidad habrá entendido lo que quise decir? y la verdad es que no estoy seguro.

En ese momento me dí cuenta de que no es la primera vez que leo un comentario similar, en que alguien habla de lo que se supone quiere decir alguno de mis posts, y resulta que se refiere a algo distinto a lo que pensé al escribirlo. Lo que en realidad no es un problema en lo absoluto, pero me parece de lo más interesante.

Cuando escribo poesía por lo general soy enemigo de lo obvio, a menos que lo que persiga sea manifestar una postura o punto de vista concreto, por lo general diferente, y en ocasiones hasta contrapuesto al habitual. Por lo que siempre procuro un poco de ambigüedad en lo que escribo. Esto con toda la intención de que quien lee pueda interpretar a partir de su propia experiencia e individualidad el texto presentado. En este sentido el texto cobra sentido de múltiples maneras según el lector en cuestión, lo que considero mucho más rico y valioso a título personal.

Sin embargo cuando escribo cuentos no procuro esto de manera consciente, pero parece que mi inconsciente lo ha hecho sin que me de cuenta, lo cual me parece maravilloso, ya que son un ferviente creyente de la importancia del inconsciente en nuestras vidas en general.

Dejando de lado mis preferencias e intereses personales (si es que eso es acaso posible) el que los lectores puedan hacer múltiples interpretaciones de un solo texto me parece extraordinario, y creo que es parte de la magia de escribir y de leer. Por más detallistas que queramos ser quienes escribimos, la interpretación de nuestra invención siempre dependerá de las referencias que posea el lector, lo que hace de cada lectura de nuestros textos una experiencia única e irrepetible.

En este sentido a diferencia de algo que miramos, como una película o programa de televisión, lo que leemos cobra vida en nuestra mente, en nuestra imaginación, a partir de nuestra experiencia de vida y nuestras creencias, y siendo todos diferentes, lo que interpretamos al leer también es diferente.

En este sentido lo que lees y lo que el autor escribe nunca son lo mismo al 100%, y dado que lo que entendemos de cada lectura depende de nuestras referencias personales, la conexión que tenemos con lo que leemos es muy fuerte, porque no se basa en imágenes, en paletas de color, manejos de luz, o excelente actuaciones, como suele suceder con lo audiovisual, sino en lo que llevamos en nuestro interior, en nuestros recuerdos; básicamente en quienes somos.

Así que estimado lector sigue interpretando lo que quieres de lo que escribo y escribe cualquier otro autor, que a final de cuentas eso es lo que le da sentido y razón de ser a un texto, el como hace eco en los otros, que son variaciones de uno mismo, porque a final de cuentas todos somos distintos, pero en esencia somos también lo mismo.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.