Soy la Voz que Clama

Una tarde llega un pequeño donde el abuelo y le cuenta que la abuela lo había llevado a la catedral, donde celebraron la eucaristía en nombre de San Juan Bautista, ¿quién fue ese señor? -pregunta el pequeño- ¡Ah, estas curioso!-dice el anciano- pues, Juan Bautista fue un personaje que supo cumplir con su misión de vida; como así abuelo, explica eso -dijo el niño- Sabes, todos tenemos un propósito que cumplir, y él desde chico entendió lo que le dijeron sus padres, ellos le leían los libros sagrados Hebreos y le decían que él estaba destinado a estregar su vida, predicando las escrituras y bautizaría al hijo del Eterno-Creador.

Escucha esta historia que relata Paulo Coelho. “Si recorres el camino de tus sueños, comprométete con ellos. No dejes la puerta de salida abierta, con la disculpa de: -esto no es lo que quería- esta frase guarda en sí misma la semilla de la derrota. Asume tu camino. Aunque tengas que dar pasos inciertos, aunque sepas que puedes hacer mejor lo que estás haciendo. Si aceptas tus posibilidades en el presente, con toda certeza, mejorarás en el futuro. Pero si niegas tus limitaciones, jamás te librarás de ellas.

Afronta tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas. Dios estará contigo en las noches de insomnio, y enjugará las lágrimas ocultas con su amor. Dios es el Dios de los valientes”

La iglesia a donde fuiste celebra el nacimiento y obra de San Juan, porque él entregó su vida a ese propósito, a aprender y luego a enseñar a los necesitados las escrituras sagradas, a la vez fue quién pregonó a los que hacían el mal, que se arrepintieran, y lo logró, tan así fue que el gobernante de esa época, lo encarceló por las verdades que decía, y termino siendo decapitado.

Él fue fiel a su llamado, hizo todo lo que la historia relata. También reconoció al Cristo, Jesús de Nazaret, lo bautizo en el río Jordán, el río sagrado de los hebreos. Entonces se le conoce como el que dio testimonio: “El que viene detrás de mí, se ha puesto delante de mí, porque existía antes que Yo” (Juan 1: 26 -35) “He ahí el Cordero de Dios” ¡Yo sólo soy la voz que clama en el desierto!