La Gente de Mar

Imagínese, a una mujer con sus hijos, que vive en la montaña de una isla de pescadores y marineros; ellos los hombres, saben que el mar es cambiable, puede estar calmado, tranquilo; y a otra hora presenta tormenta, puede dar una abundante subienda de peces, o lo puede estropear todo y regresarlos a casa con manos vacías; nada de temores, les dice el valiente corazón, hay que hacernos a la mar. Sin embargo las mujeres desde el mirador de la montaña divisan el horizonte, él les cuenta cuando sus hombres se acercan.

Saludos apreciad@s lectores, agradezco su atención y unos pocos minutos de su tiempo para seguir este breve relato sobre la gente de mar; sí, hoy 25 de junio la organización marítima internacional -OMI- celebra y reconoce desde 2010, la vida que traen las gentes que salen a la mar, bien sea a buscar pesca o mercaderías en buques de carga, otros prestan servicios en barcos de turismo; esos tardan más en volver a casa; pero, van a tener más historias para contar. Pues, claro dice la escritora danesa Karen Blixen: “la cura para todo mal es el agua salada; el sudor, las lágrimas o el mar”

Como así, -le pregunto el caminante al abuelo- claro imagínese, que cuando en alta-mar una persona esta con una fuerte fiebre debido a una infección, le dan una medicina especializada, apenas logre que el organismo sude, son señales que el virus o la infección está saliendo de ese organismo. También los marineros cuando se re-encuentran con sus amores, y traen historias tristes o maravillosas, quienes son sensibles terminan llorando, bien sea de tristeza o alegría.

Al igual que estos barcos, las gentes de mar, terminaran anclados en alguna playa, llenos de historias mágicas, algunas reales, otras de ficción; porque cada relato cobra vida de acuerdo al interés de quién escucha. Lo cierto es que siguen y seguirán siendo necesarias las gentes de mar; para traer alimentos, mercaderías y por supuesto historias fascinantes de algún zafarrancho de tres días, con sus tormentosas noches.