Hoy quiero reflexionar sobre un tema que me estremece cada vez que lo escucho, de la década de los 80, cuando por primera vez mis oídos y me mente se pasearon por la consonancia de la letra y la sinfonía de la melodía se me vinien al pensamiento todos los infantes vulnerables que sufren en el mundo. Con tan solo escucharla, estimula la solidaridad con los niños víctimas de la violencia doméstica, de la guerra, del hambre, de la miseria y todos los abusos que recaen sobre el presente del mundo. Ellos, los niños donde estén son el presente vivo de un futuro incierto.

Ellos, los niños son el presente vivo de un futuro incierto. En pleno siglo 21 mi país sufre los avatares de un sistema que somete la estabilidad emocional de los infantes, carecen del derecho de vivir con las condiciones mínimas establecida para la vida, alimentación, educación, agua potable, servicios. Venezuela viene de una pobreza social palpable, pero ahora existe un sistema que legaliza la pobreza sistemática y es mucho más doloroso, que se les niegue la posibilidad a crecer anhelando conquistar el pináculo de vivir con todo lo de la ley.

Además el tema, QUE CANTEN LOS NIÑOS, de José Luis Perales, es una luminaria de reflexión, allí están los niños de Colombia, desplazado por los grupos irregulares, cabe también nombrar con lágrimas en los ojos los niños apagados por las fuerzas de los cañones en la Franja De Gaza, Los niños pobres de África que claman para que los gobiernos ricos del mundo faciliten un descanso a los infantes y provean un alto al Hambre.

Contribuye a la deliberación de la tragedia Infanticida en el mundo, La voz de José Luis Perales despierta en Latinoamérica un grito de esperanza para que no solo los niños levanten la voz, sino toda la comunidad que hacen vida en este planeta.

QUE CANTEN LOS NIÑOS de Yemen por juguetes que llenan de alegrías sus vidas, los niños de Nigeria Boko para que nunca sean separados de sus familiares, Levantan la voz los niños de Turquía que ya no quieran rebuscar en la basura, Los niños de la india que no quieren ser emparentados con adultos, que canten los niños del mundo por los que no tienen voz, pero también por los que están y por los que vendrán. Es una canción profunda que me arrebata a las más tristes verdades pero también me llenan de valor para alzar mi voz... Allí está, QUE CANTEN LOS NIÑOS que de ellos es la verdad.