Esta es mi historia del extraño que nunca olvidaré. Todo comenzó en un día normal de trabajo. Como todos los días, me levanté temprano, me vestí con el uniforme de la empresa, y después de desayunar me dirigí a la parada para abordar el transporte público.

Tenía pensado ir al cajero a la salida de mi jornada laboral. La verdad, es que me urgía tener efectivo. Solo me preocupaba una cosa, que los cajeros de ese banco a donde iba siempre estaban colmados de gente, con colas que parecen interminables. En la tarde, cuando al fin llegó la hora de salida, impaciente, me dirigí hacia mi destino.

Al llegar, me llevé una gran sorpresa, los cajeros estaban prácticamente vacíos, estaban funcionando 2 de los 5 cajeros que estaban en el lugar. En cada cajero, había máximo tres personas. Eso me alegró mucho, iba a obtener el efectivo muy rápido y sin pasar por el viacrucis de una larga cola.

Delante de mí estaban dos personas, la que ya se encontraba en el cajero y la otra que esperaba, yo era la tercera. Mientras aguardaba mi turno, el cajero de al lado dejó de funcionar, fue entonces cuando vi a una señora como de 50 años con su hija, ésta, como de unos 15 años, se veía desesperada, se movía de un cajero a otro, su hija la seguía. Al parecer, donde ella hizo la cola, el cajero dejó de emitir efectivo. Ella seguía intentando, se dirigía a los cajeros vacíos y nada, al final, solo el cajero donde me encontraba era el único que había quedado en funcionamiento.

La cola avanzó, ya casi era mi turno, yo me sentía privilegiada porque el cajero donde yo estaba era justamente el único que funcionaba, no perdería tiempo.

Sin embargo, cuando ya iba pasar para hacer mi trámite, esa señora que estaba con su hija me empujó y me sacó de la cola de una manera abrupta.

-"¡Abusadora!", me dijo, y continuó así: - "yo tengo rato haciendo la cola, y tu vas a venir de última a sacar dinero primero que yo que ya estaba aquí".

- "Yo no soy ninguna abusadora", le dije, - "yo estaba en mi cola, usted es la abusadora que me quitó el puesto y me empujó, cada cajero tenía su cola y yo estaba en la mía", le repliqué muy molesta.

Ella insistía: - "Abusadora, eres una viva, aquí no te vas a meter".

Yo me acerqué para meterme en el cajero y la hija no dejó y trató de empujarme de nuevo, las mujeres estaban muy agresivas.

El señor que se encontraba detrás de mi me dijo: - 2Quédate tranquila, no vale la pena".

Yo le contesté indignada: - "Ella me llama abusadora, pero la abusadora es ella, yo estaba en mi cola, ¡era mi turno!". De verdad estaba muy molesta.

- "Yo sé hija", dijo aquel hombre que enseguida acotó: - "Pero déjalo así quédate tranquila", me dijo en tono suave para ayudar a calmarme.

La mujer se fue, y mientras se alejaba, decía cosas, al igual que su hija, me insultaban, escuché cuando dijo: “Como hay gente abusadora”.

Yo saqué el efectivo, pero que mal rato pasé, casi me pongo a llorar de la rabia y la imponencia, y pensé: “increíble que haya gente así”.