En mi familia siempre hemos tenidos animalitos, mi papa le encantaba criar animales teniamos gallinas, patos, pavos, morrocoys, pájaros, en si, los animalitos siempre han formado parte de mi vida, y de pequeños con mis hermanos jugabamos muchos con todos esos animales, enseñandonos como niños que eran seres vivos con costumbres, hábitos y necesidades, por lo cual nos hicieron ser responsables desde muy pequeños, que es uno de los mejores valores que le podemos enseñar a nuestros hijos cuando convivimos en ambientes con animalitos.

Cuando me fui de mi casa a estudiar en la Universidad en otra ciudad mis papas me regalaron una perrita llamada Susy para que me acompañara, Susy se convirtió en mi primer amor canino, con ella aprendí, que lo que damos es lo que recibimos, y eso se traduce en todos los aspectos de la vida, si tratas a alguien con mucho amor, y le dedicas lo mas valioso de la vida tu tiempo, esa persona o animalito en mi caso mi pequeña Susy me lo devolvía todo ese amor y tiempo elevado al cuadrado. Ellos son hechos de todo el amor que le damos, lo que me hacia entender que las personas que viven tristes, amargada, enojadas, ha sido porque no han dado lo suficiente de ellos para recibirlo, porque primero tenemos que dar para recibir.

Loa animalitos cualquier tipo que sea son el reflejo de nosotros y lo que somos capaces de dar. Lo comprobé de una forma mas grande cuando tuve a mi segundo amor canino mi querido Roko, con el ya mas madura y con la experiencia de haber tenido mascotas, y ahora con una familia mi hija y mi esposo, la integración, y las enseñanzas recibidas nos confirmaban la lección de vida que lo que damos es lo que recibimos, si le enseñamos hacer educados, que hay reglas que seguir, y a darle mucho amor y tiempo ellos nos lo devuelven siendo obediente y dándonos mucho amor.

Que lección tan grande recibimos de parte de nuestras mascotas, ya que las cosas que no nos salen bien en la vida es porque no damos lo mejor de nosotros, lección que aprendimos en familia con Roko, y sobre todo una gran lección para mi hija, que por su corta edad entiende que si mantenemos un orden, una rutina, si dedicamos tiempo y damos lo mejor de nosotros vamos a recibir lo que buscamos. Roko ha sido el mejor ejemplo para ella, ya que se da cuenta de que todo funciona si le dedicamos tiempo y amor a lo que hagamos, y que es cuestión de tiempo y paciencia, ya que ella estuvo en todo ese aprendizaje de Roko, y lo mejor que siente ese amor que recibe de parte de el cada ve que la ve, así sea que salga a penas unos minutos de casa.Esto es muy grande para nuestros niños.

Así mismo sentimos que triste se ponen si salimos sin el, los que nos parte el alma, y esa conexión la sentimos porque son tan fieles, los que nos hace sentir que tenemos un amor incondicional. Lo que a veces no demostramos las personas siendo incondicional en nuestras relaciones.