CONTEST & Winners! Choices! What will it be? #70/Sabiduría, gran tesoro/Por @gemamedina

Qué hermosa y amplia es la palabra sabiduría por todo lo que ella significa en sí misma, por todo lo que comporta en la vida de los seres humanos. Y quién no quiere ser sabio, quién no desea tener, aunque sea un poquito de esta virtud para poder dirimir problemas, aceptar situaciones, legar conocimiento a las personas que tenemos a nuestro alrededor y vivir en paz con nosotros mismos y con los demás. Hay maneras y maneras de tener sabiduría, sin embargo, para poder ser portador de ella son muchas las facetas, las situaciones y las circunstancias por las que un individuo, un hombre o una mujer, deben transitar para hacerse acreedor o acreedora de tal virtud.

_{La sabiduría, virtud adquirida a través de la experiencia de la vida}

Considero que ser sabio es una mezcla de situaciones, de hechos en los que nos vemos involucrados todos los días. El asistir a una escuela, el atender una conferencia o impartir una charla nos ponen en contacto con nuestras capacidades intelectuales y emocionales que se harán fuertes cuando las compartimos con los otros y que se harán parte de eso que llamamos nuestra sabiduría.

_{La sabiduría también se construye con el aprendizaje y la cultura}

Con el paso de los años, mientras adquirimos más herramientas en la vida, indiscutiblemente, nos volvemos más sabios, lo que muchas veces tiene que ver también con la capacidad e interés que desarrollamos hacia el conocimiento dado por las lecturas y el estudio y la observación de nuestro comportamiento y la asimilación que hacemos de él.

La sabiduría, por excelencia, tiene un componente que viene dado por la experiencia vivida y bien asimilada interiormente. La sabiduría está en franca conexión con la forma en la que sentimos el mundo y lo interpretamos, de tal manera que esta interpretación nos ayude a crecer emocionalmente y en consecuencia potenciar aspectos relacionados con la humildad, el amor hacia la naturaleza, la solidaridad, la empatía, entre muchas otras cosas. En mi opinión cada etapa de nuestras vidas conlleva una parte de sabiduría en menor o mayor medida.

Desde que somos niños comenzamos a acumular una serie de experiencias que nos permitirán ir haciéndonos de un bagaje cultural y emocional que serán parte de nuestra personalidad. Y en la medida en que logremos entender que ese bagaje, ese cúmulo de emociones y sentimientos que llevamos con nosotros deben ser revestidos con una capa de bondad, de sinceridad, de altruismo, en esa misma medida estaremos construyendo las bases para desarrollar nuestra propia sabiduría.

La sabiduría está en el niño que sabe ser sincero, que no tiene mezquindad y que comparte su juguete con su igual. La sabiduría está en la prudencia que tengamos a cualquier edad, seamos jóvenes o adultos, ante una situación que pueda afectar nuestra integridad física o mental.

Cuántas veces no hemos escuchado decir que una persona conocida, bien sea de nuestro entorno familiar o social, es un gran maestro por la sabiduría que lo caracteriza. Y esto ocurre, sin duda, por la forma en la que esa persona ha cultivado a lo largo de los años de vida lo mejor de sus experiencias, de su relacionamiento con el mundo para mantener una mente equilibrada y clara. Entonces recurrimos a ella en busca de un consejo, una palabra de aliento ante un momento difícil en nuestras vidas, según lo que necesitemos en un momento determinado.

De ahí que la sabiduría sea una mezcla de los estímulos exteriores que recibimos y de la manera en la que los procesamos en nuestra interioridad para luego ser reconocidos como esa parte tan importante que nos permite delegar nuestro conocimiento de una manera sencilla y desinteresada. De esta manera, podemos brindar parte de nuestra sabiduría para que otras personas, bien sean nuestros hijos, familiares, estudiantes o compañeros de trabajo, puedan crecer y aprender de ellas.