Steemit Engagement Challenge Temporada 2 (Semana 2) | Presente a su familia: La sagrada compañía del amor

Somos la familia Yáñez Guacarán. Además de mí, la integran mi esposa, Edith, y nuestros dos hijos, Máriel Felicia y Rubén Darío. Esa es la familia restringida que, junto a la mujer que siempre he amado, comenzamos a formar hace ya treinta años. Edith es profesora universitaria, se licenció en educación cuando todavía nuestros retoños se encontraban pequeños, en una época en que un sinfín de obligaciones de todo tipo nos mantenía muy ocupados, sin embargo, ella, haciendo gala como siempre de una indoblegable entereza y una gran capacidad práctica e intelectual, logró alcanzar su sueño. Su amor y su ejemplo son un legado vigente en todos nosotros.

_{El núcleo familiar: Yáñez Guacarán/ Imagen propiedad del autor.}

Nuestra primera hija, Máriel, ya está casada y nos regaló dos nietos preciosos, Lucía y Diego; la atención de estos dos nuevos miembros ha retrasado la culminación de su carrera como arquitecto, pero sabemos que en cuanto crezcan esos niños, retomará los estudios para alcanzar esa meta que se quedó pendiente.

Hasta hacen tres años, ellos estaban residenciados, al igual que nosotros, aquí en Barcelona, Venezuela; no obstante, la severa crisis en nuestro país los obligó a emigrar hasta la ciudad de Rosario, en Argentina; hacia ese lugar, al que solo hemos visto en fotos, se fue un pedazo de nuestros corazones, tenemos la esperanza de recogerlo en cualquier momento.

Rubén Darío, por su parte, además de fisioterapeuta es técnico en computación y un experto en los trepidantes juegos que existen en las redes. Sigue cerca de nosotros y actualmente cuenta con una pareja, sin embargo, dice que no va a tener hijos porque eso implica una responsabilidad demasiado grande que él no quiere ni está preparado para asumirla. Nosotros, sus padres, respetamos, por supuesto, sus determinaciones, pero sabemos que, si el destino quiere enviarnos por medio de él otro nieto, eso ocurrirá sin que nada ni nadie pueda evitarlo.

Ahora bien, los Yáñez Sánchez, mis parientes, se encuentran lejos de nosotros, viven en Mucoelrío, Carúpano, estado Sucre. Son seis hermanos, todos mayores que yo, quienes me han llenado de sobrinos y estos, a su vez, también han contribuido a la expansión indetenible de nuestros apellidos. Los Yáñez heredaron de mi papá, ya fallecido, la afición por la poesía, el canto y la parranda.

En todas las celebraciones, y sobre todo en la época de navidad, la música y las canciones tradicionales, así como las que componemos nosotros mismos, son las protagonistas indiscutibles desde el principio hasta el fin de cada velada. La pasión por estas actividades dio como resultado un conjunto de música folclórica, El Grupo Tradición El Muco, el cual hasta estos momentos posee cinco discos grabados. Son ampliamente reconocidos como cultores populares en todo el oriente del país.

_{Diferentes momentos de la parranda de los Yáñez/ Fotografías pertenecientes al autor.}

Los Guacarán Futrillé, incluyendo a mi esposa, son nueve; ellos sí están residenciados en nuestra misma ciudad, Barcelona; son por lo tanto nuestros familiares más cercanos, los que nos acompañan durante los pequeños y grandes eventos, los que participan directo y de inmediato en cada una de nuestros planes, de nuestras alegrías, de nuestras tristezas, los que nos socorren cuando las dificultades se atraviesan sin permiso en el camino de nuestro trajinar en este mundo.

Los Guacarán pertenecen a una estirpe de gente empecinada. Tenía que ser así, ya que provienen de unos padres inquebrantables, de dos seres que, a fuerza de honestidad y de trabajo sin descanso, lograron levantar su extendida prole. De ellos heredaron la incesante preocupación por los negocios, por realizar algo que les proporcione dividendos. No se trata, sin embargo, de una visión netamente mercantilista, no es que aspiran a sumergirse en las grandes transacciones que los convertirán en millonarios. No, es un querer estar todo el tiempo produciendo cualquier cosa que les ayude en su cotidiana economía. Al igual que muchos venezolanos que se formaron bajo la mirada severa y protectora de unos progenitores virtuosos, son capaces de dar lo que no tienen para ayudar a quien lo necesite.

_{Los Guacarán, una gran familia siempre reunida/ Fotografías pertenecientes al autor.}

Lo Yáñez y los Guacarán, sin ninguna planificación de por medio, sobre todo en los tiempos de vacaciones escolares, se juntaban a disfrutar, con todas sus ganas, en una hacienda que tuvo uno de mis hermanos, ubicada en el estado Sucre. Se trataba de un excelente compartir en los que abundaba comidas, bebidas y mucha alegría. La armonía de esos encuentros era magistral, porque los Guacarán no están acostumbrados a tocar y a cantar, pero les encanta hacerlo y entonces se atrevían a formar parte de la parranda de los Yáñez que se complacían infinitamente por esta iniciativa. Debido a que a las dos familias les gusta cocinar, y estar todo el tiempo inventando algo bueno que hacer, no existía en estas veladas ni un instante para el aburrimiento.

La situación del país nos ha separado de algunos familiares y nos ha quitado muchas de aquellas celebraciones que solíamos realizar, pero continuamos trabajando, luchando con fe, para que en nuestros horizontes exista siempre un motivo para continuar adelante.

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Invito a los amigos: @emy.pets05, @marito74, @endersontowers. Aquí dejo, para ellos y todos quienes deseen participar, la información del concurso.