Es algo natural enfrentar las vicisitudes de la vida. Para Johan, también era así. Su madre enferma, padre recién fallecido, y una ruptura amorosa que solo hacía más profunda la frustración y el dolor contenido en su corazón. El colmo fue cuando hace tres meses lo despidieron del trabajo por un bajo rendimiento. Ahora en pleno verano, se mantenía a duras penas con trabajos por internet, y la ayuda de unos pocos amigos.

A pesar de todo, a Johan le gustaba pensar, “Todo esto cambiara para mejor”. Con esa mentalidad, salía todos los días de su casa bajo la mirada de un sol abrasador. Uno de esos días, le sorprendió una peculiar lluvia de verano. Por varios minutos se quedó mirando fijamente el cielo y veía como caían las gotas de lluvia que le acariciaban el rostro. La lluvia ceso, y el tórrido verano volvió a la normalidad. Para su sorpresa, recibió una llamada de las tantas empresas que había contactado buscando trabajo, le querían para el puesto. El joven quien enfrentaba constantes altibajos en su vida, por fin fue capaz de sonreír después de un largo tiempo.