Quise ser auténtica pero la vida me jugó una mala pasada. Me casé con el hombre equivocado aunque no me quejo, él es un hombre noble, de buen corazón, buen padre, buen hijo y como todos, con algunas fallas nunca peores que las mías.

Pero la vida es así, el ser humano es así, las mujeres somos así, inconformes.

Sin darme cuenta construí una doble vida, con uno era pasión, deseo, aventura, riesgo y con el otro, calor de hogar, familia, estabilidad material… pero, sin felicidad.

Pasado el tiempo caí en cuenta de algo. Mi felicidad, no era más que un estado emocional pasajero, momentáneo, de algunas horas. Mi infelicidad no eran ellos, siempre he sido yo la única responsable.

Doble vida, doble tormento, doble traición, doble pobreza del ser.

¡Gracias por leer, comentar y votar!

_{@belkisa758. Foto cortesía de Pixabay}