Todos nos basamos en nuestras propias experiencias para emitir cualquier opinión acerca de cualquier tópico, pero pocas son las veces en las que nos proponemos entender la experiencia ajena y tomarla como propia para reducir el margen de error en nuestras vidas.

Este hombre, Llamado Enyelbert Lunar, artesano residenciado en la isla de margarita, es un ciudadano como tú y como yo; Tiene familia, una vida llena de esperanzas, cuentas que pagar y una obligación con su prole que lo impulsa día a día a salir a la calle a "buscar el dinero".

Conversando con él (luego de tomarle la foto), me dijo que no le gustaban las fotos pero que me dejaría usar esa porque "le gusta el flow natural que tiene" (risas), así que le hice tres preguntas:

Me contestó que es feliz, porque puede disfrutar todos los días de un paisaje por el que muchas personas pagan y viajan cientos de kilómetros para admirar por horas; es feliz porque al llegar a casa mira la sonrisa de sus hijos, rebosantes de alegría por ver llegar a su progenitor con el sustento diario. Es feliz porque un techo lo espera cada noche para ampararlo del frío en la noche y del sol en el día.

Dice que luego del accidente que tuvo de niño, que lo obligó a pasar un año sin poder caminar, es feliz cuando se puede mover a todos lados caminando, me dice que camina diario no menos de 8 kilómetros. También me comentó que su sueño más arraigado es el poder abrir una tienda de souvenirs en la playa, porque a parte de hacer collares (como los que se le ve portando en la foto), es tallador de madera, alambrista y pintor. Talentos que heredó de su madre, quien se dedicaba al mismo arte.

Enyelbert cree fervientemente en Dios y en cristo, por sobre todas las cosas. También me comentó que cree en las buenas acciones y en la sinceridad.

Cuando vi a este personaje acercarse hacia donde estaba, jamás imaginé la profundidad de pensamiento que él podría tener, los problemas que ha pasado, la esperanza que posee y la felicidad que puede llegar a sentir, dándome cuenta que nuestra cara, nuestros gestos solo son la punta de un iceberg, lo que llevamos por dentro es un universo entero, universo que solo nosotros entendemos a la perfección, pero podemos ayudar a otros intentando explicar nuestras propias constelaciones.