¿Cuándo es después? - Relato

Ella lo había perdido todo poco a poco y se había convertido en algo más parecido a un robot que aun fantasma. Tenía días en los que le asaltaba la tristeza, en los que se hacía preguntas, en los que parpadeaba una triste luz en su mirada, pero esos días dolían demasiado; era mejor tomar otra dosis de rutina, de esa rutina que llenaba el tiempo, la barriga y la cabeza con cosas menos complicadas; esa rutina que apagaba su luz, pero que también apagaba el dolor.

En medio de algún instante lucido se hizo preguntas, se preguntó si lo había perdido, se lo habían quitado o si simplemente había renunciado a ello. Se lo preguntó, pero no llegó a meditarlo, la respuesta a eso era muy dolorosa.

Ella solo quería matar el tiempo, el tiempo que la separaba de la muerte, pero aun así se repetía a diario que quería vivir, lo que nunca dejó claro fue: cuándo, cuándo viviría. Después, ese terrible demonio que nos roba, tanto, o al que le damos tanto, era quien gobernaba su vida.

Así pasó el tiempo y su frente se coronó de plata y las fuerzas abandonaron sus manos y su cuerpo; hasta que al ver a la mujer en el espejo se preguntó, quién era ella y los ojos llorosos rememoraron otros tiempos.

Una noche de lluvia y sin previo aviso, la visitó la Parca, vino descalza para llevarla lejos; para ese entonces llevaba tiempo resignada y esperando —Quizá, después, fuera otra vida—lo dijo triste, disimulando.