CONCURSO: “ESCRIBIENDO...” por @zmoreno

zmoreno (69)☑ StarMember ★in 🌟 Sᴛᴀʀꜱ ᴏғ Sᴛᴇᴇᴍ 🌟 • 3 years ago (edited)

¡Hola! Primeramente agradezco a las personas de esta comunidad por darnos la oportunidad de participar en este tipo de dinámicas tan interesantes. Soy nueva en Stars of steem y me pareció fabuloso este concurso formado por @crissanch, ya que escribir es el hobby que personalmente más disfruto y que adoro con todo mi ser, así que dije ¿por qué no? Y me animé a que esta fuera mi primera publicación en el grupo.

Sin más preámbulo, a continuación dejo mi participación para este interesante concurso; un relato corto que denominé nubarrones.

Edición hecha por mí, Isabella Moreno, aquí.

Entre los nubarrones podía verme enredado, tratando escapar de una realidad fuera del orden que mi mente procuraba; después de tantas vueltas he encontrado una luz que resplandece más que el sol al salir entre las montañas, es aún mayor que un reflector sobre el escenario y tan incandescente que atrasaba mi caminar para que entendiera que solo debía descansar.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué se me hacía tan difícil desaferrarme de los nubarrones que me sacaban hasta el último aliento de lo que quedaba de mí? Cada día me asfixiaba con la idea de que esa luz que me devolvería a la vida estaba a un paso, a una decisión; sin embargo, de una forma que me quemaba los sesos como agua ardiente, era incapaz de tocarla con algo más que la punta de mis dedos; la sentía, la percibía con el poco tacto de mi meñique, pero era tan lejana que apenas la veía como un resplandor a través de la pura esquina de mi ojo.

Había colmado centenares de cuadernos con poemas, cuentos, historias, palabras tan vacías y escasas; no había forma de llenar de sazón los escritos de alguien gris que solo pretende y confabula contra sí mismo; así que continuaba en el círculo, pensando en qué no hice, en qué no dije, en qué pudo ser mejor, ¿qué parte de lo que hice estuvo bien? Más bien, ¿qué no estuvo mal? El círculo se hacía tan pequeño que me comprimía, tan agresivo como nubarrones de vientos que me absorbían... la luz desaparecía, caía en desesperación.

Luego de un tiempo no veía mucho más que una silueta oscura a través de los nubarrones. Me acercaba a ella tan lentamente que ni me percaté de su llegada. Me repitió «sólo necesitas descansar». Pero, ¡me negaba a descansar! Así que corrí, y corrí tanto que me quedé sin aire; caí al suelo y mis lágrimas se desparramaron en él hasta formar un espejo. Vi mi reflejo en silencio; ¡desagradable verme en tal estado deplorable! Empecé a darle brochazos a las lágrimas como a una pintura, como único recurso para borrarlas y no volverme a ver en ellas; y sumergí mi cabeza en mis rodillas, protegiéndome de la silueta negra. ¡Quería vivir!

Me mantuve de esa forma, hasta que la silueta arrastró hasta mí una libreta. La tomé trémulo. Con mis lágrimas tallé en la libreta con desesperación el profundo deseo de que, a pesar de la oscuridad y el vacío, quería vivir; lo deseaba con tantas fuerzas que la improvisada tinta mermó, y me quedé sin pensamientos, sentado en la nada. Entonces, como un chispazo, se disparó la luz. Fue tanta que me cegó. Ya no sentía la oscuridad, ni las lágrimas, ni el miedo. Empecé a escribir con la yema de mis dedos de lo que había vivido a lo largo de los años; de lo que había traído felicidad y plenitud a mi vida, de lo que me hizo ser quien era, de las personas que amaba, que contaban conmigo, que querían verme mejorar y salir adelante. Escribí hasta que me quedé sin palabras de todo lo que logré, de lo que dije correctamente, de los momentos en que di lo mejor de mí, en los momentos en que saqué fuerzas de la profundidad de mi ser para salir adelante y alcanzar pequeñas cosas que para mí lo significaron todo. Porque a pesar de que haya docenas de nubarrones en el cielo, en sol surgirá a través de ellos en algún momento... y ese era mi momento.

Sentado en la nada, me di cuenta de que la luz no era otra cosa que yo; el sol a través de la montaña, el reflector del escenario; esas cosas que alimentaban mi vida, que me llenaban de ganas de seguir adelante y de respirar cada día con más ánimos que el anterior; así que me levanté de la última de las noches de pesadilla, salí de casa y empecé otro de los muchos días de mi vida sintiéndome diferente, pleno.