Hoy me uno a esta maravillosa propuesta que nos invita a viajar en el tiempo y enmendar alguna circunstancia que podría cambiar el presente.

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Si tuviera la oportunidad de trasladarme a una fecha pasada; me iría al 15 de Febrero de 2016, el día que el avión me dejó en Panamá porque llegué tarde.
Resulta que hice un viaje de trabajo junto a mi familia el 01 de Febrero de 2016 a un pueblo llamado Volcán en la Provincia de Chiriquí, en la ciudad de David- Panamá.

Fuimos invitados a ser los expositores de la Palabra de Dios en un campamento en la frontera con Costa Rica.

Recuerdo que cuando recibimos la invitación, yo recién había dado a luz a mi segundo hijo Eliezer; aún así acepté el desafío y con apenas 2 meses de nacido él, Pedrito con 4 años, mi esposo y yo, nos aventuramos a predicar en tierras lejanas y desconocidas; fue una experiencia asombrosa y nuestras almas quedaron ligadas a los habitantes de la pequeña y humilde comunidad de habitantes de Volcán en la ciudad e David- Panamá.

Cuando tocó la hora de devolvernos a nuestro país, nos hicieron la propuesta formal de que nos quedáramos como pastores en Volcán, tendríamos trabajo, una casa para habitar y un auto para movilizarnos.

Yo no lo pensé tan siquiera, quería quedarme y le rogué a mi esposo que considerara la decisión de quedarnos a vivir en Panamá; pero no, él no acepté, pues sentía un profundo apego a su trabajo pastoral en Caracas.

Nos fuimos a la ciudad de Panamá y antes de llegar al aeropuerto, recibimos otra propuesta de trabajo en la capital Ciudad de Panamá, en donde reside mi familia; allí querían que nos quedáramos a vivir.

Yo tampoco lo pensé y dije que si pero mi esposo dijo que no, porque su apego por su trabajo en Caracas era más importante para él.

Creo que ya allí ya no estaba en mis cabales y decidí pasear por la ciudad para terminar de conocerla antes de partir; algo me decía que la mejor decisión era quedarme pero mi esposo y su ministerio pesó más en el veredicto.

Llegamos ese 15 Febrero al aeropuerto, nos tocaba abordar con la aerolínea Aeropostal, a las 13 horas; debíamos llegar a las 10 horas, pero llegamos una hora tarde (por mi culpa).

Cuando estuvimos buscando la caseta de la aerolínea para hacer el check in; nos dijeron que el avión ya se fue. ¿Qué?, si ya se fue, no llegó nadie a abordarlo y el avión se devolvió vacío. (En ese tiempo las personas no retornaban a Venezuela).

El que nos atendió nos dijo que todos los que viajaban desde Venezuela, no volvían. Mi esposo se molestó conmigo, dijo que era mi culpa jajaja; cosa que era cierta. Nos devolvimos a casa de mi familia en Panamá; mi familia insistió en que nos quedáramos por siempre y mi esposo no aceptó.

El siguiente día, volvimos al aeropuerto, pagamos una multa y abordamos el primer avión que salió para Venezuela.

Quisiera cambiar ese día, que no abordáramos el avión y que nos quedáramos con la oferta de trabajo en Volcán, un remoto pueblito de la ciudad de David en Chiriquí- Panamá.

Creo que todo hubiese sido diferente, si nos hubiésemos quedado de seguro estuviésemos también sirviendo a Dios allá pues el ministerio siempre va con nosotros a donde vayamos.

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Pero la Biblia dice que, para los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien, esto a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:1. Estoy segura que sea que estando en Panamá, o Venezuela o ahora en Argentina; Dios igual tiene propósitos de bienestar para nosotros sus siervos.

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