Era casi el medio día y Mariana preparaba una rica comida: arepita, pescado y tajada frita. Pero como le quedaba tiempo quiso preparar una ensalada.

Al acercarse a la nevera comenzó la revolución de los vegetales para saber quienes serían invitados a la mesa.

Mariana tomó la lechuga, el pepino, el tomate y aguacate, y salió a buscar el plato mientras los vegetales emocionados presumían sus cualidades.

Comenzó la lechuga 🥬 que era la más engreída y decía mientras su cuerpo sacudía:

De esta comida, seré la más colorida con mi tono verde intenso, además de hermosa, soy tan importante porque aporto la fibra y soy fácil de digerir, así que seré la reina del festín.

El pepino 🥒 muy calmado sonríe mientras respondía:

Pero tú solo aportas fibra, yo además tengo vitaminas y en la comida soy importante para hidratar la piel y mejorar la digestión.

El aguacate 🥑 que estaba en un rincón se rodó mientras decía:

Aquí llegue yo, el que controla los triglicéridos y el colesterol que es tan dañino para el corazón ❤️

Y finalmente se escuchó la voz fuerte del tomate 🍅 :

¿Quién dijo corazón? porque aquí entro yo que contengo hierro, mineral y vitamina K, muy saludable para la sangre y el buen funcionamiento de la circulación. Para que nuestro corazón se mantenga en acción.

Mariana había terminado la ensalada y los vegetales estaban muy orgullosos de sus hermosos coloridos y todas sus propiedades.

Pero vieron a su lado un pequeño frasquito que tenía unos granitos blancos, opacos y le preguntaron ¿Y a ti quien te invito? Si no tienes color y en esta ensalada 🥗 el color es lo mejor

Pero en ese momento entro Juan el niño pequeño de Mariana y quiso probar la ensalada

Todos se quedaron sorprendidos cuando el niño dijo.

Mami a esta ensalada le falta algo.

Hay si agrégale, lo que está en el frasquito que está a su lado.

Los vegetales confundidos se preguntaron

Si tenemos un color hermoso, y muchas propiedades como nos puede faltar algo guardado en ese frasquito sin color y sin gracia.

El niño emocionado comenzó agregar los pequeños granitos y sonrió al probarla.

Mamá era sal lo que le faltaba, ahora sí está perfecta la ensalada

Así los vegetales entendieron que a pesar que ellos creían ser completos había algo pequeño sin gran colorido que le daba sabor para hacerlos perfectos. Y nunca más juzgaron a los demás por su apariencia.

Finalmente Mariana sirvió su almuerzo completo y todos lo pudieron disfrutar del colorido y el sabor.