Era el momento preciso de comprender lo que mi corazón con locura y desespero me expresaba, suplicando que le diera un alto a mi cordura algo un poco imprudente de su parte, pero a la vez muy acertado siendo que nada en el universo terrenal puede llegar hacer tan perfecto, como la fuerza infinita y poderosa del supremo.

Mis emociones inundaban mis pensamientos con mezclas venenosas y tóxicas, auto infringiendo dolor algo que estaban afectando la vida útil del órgano vital que me mantiene con vida, y desesperado suplico por mantener su existencia un poco más, él ama la vida y me ama a mi y solo quiere que sea feliz.

Esa luz incandescente me regalo la oportunidad de frenar mi andar por breves segundos, disfrutar de un respirar hondo y profundo gozando de la inmensidad de la brisa natural y fresca, que me arropo con su inquebrantable amor y se tradujo a una sana y deslumbrante paz infinita

Solo debía sentarme a descansar y tomar el poder de mis descontroladas emociones como la tristeza, desesperación y decepción y permitir el desarrollo de la felicidad, la alegría y la consciencia de que todo estará bien, porque nada es para siempre y toda tormenta tiene su calma y su final.